¿Distingamos entre la G90 y el G90?
La G90 hará noticia en próximos días
Durante los próximos días, y ya se ha comenzado a mencionar, estaría ante los tribunales el famoso grupo de la G90, aquel que lideraba el ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.
Para comprensión de quienes no desean contaminarse con la política y su bagaje actual, contextualicemos que la G90 lo conduce o conducía- no sabemos si tras los últimos acontecimientos esta generación pueda estar desarticulada- el ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien hoy deambula en el más íntimo secretismo, tras su caída como la principal figura de La Moneda y la más cercana a la Presidenta Bachelet desde su pre campaña.
Desde las fracciones de la izquierda, la G90 pretendió alzarse como la opción del recambio generacional, una alternativa estimada lógica por la necesidad de renovación de figuras que han permanecido en la política desde el retorno de la Democracia.
Se dice que la G90 miró con desdén a la antigua generación que se posicionó en La Moneda en tiempos de la Concertación y que a su vez las colectividades políticas, aun dirigidas por los viejos tercios, arrugaron el ceño con esta marea de jóvenes que frisan los 40 y que ocuparon los principales cargos y también los intermedios en el retorno de Bachelet. ( lo mismo que hicieron con Andrés Velasco)
La G90 sin embargo hoy está bajo la sombra de la desconfianza: aparece en su mayoría mencionada hoy en sendos Reportajes del Diario Electrónico “The Clinic” vinculada a trabajos tringulados por el operador político Giorgio Martelli.
Muchos ya eran mencionados desde que Peñailillo cayó en desgracia. Hoy pareciera que están mayormente involucrados a propósito de las declaraciones ante el Fiscal Nacional de Giorgio Martelli, esa pareciera ser la fuente del periódico, y por tanto, se reafirmaría su participación en esta triangulación de dineros.
Ya los identificaremos en párrafos siguientes, y los desplazamos para no perder el hilo conductor de nuestro título en que invito a distinguir entre La G90 y el G90.
¿A quien se le habrá ocurrido esta nominación? Dicen que al ex ministro Francisco Vidal, pero quiero llamar la atención que pasa a llevar una nominación ya existente a nivel internacional.
Los criollos y con el artículo femenino “la”- eso sería lo correcto- porque es la generación de los 90 y el G90, como es conocido en la Organización Mundial Internacional el Grupo de los 90, que cohesiona a las naciones más pobres de la economía.
Allí están integrados por cierto los países de la Unión Africana y el Grupo Caribeño de Pacífico. Esos luchan con la pobreza y el abandono porque ya no hay qué depredarles.
La G90 local es ave caída, tras una labor que surgió en una pre campaña en que se usó una danza de millones, de cuya cuantía da cuenta hoy “The Clinic”, para generar el retorno de la Presidenta Bachelet al Gobierno.
Hay una gran dicotomía entre “la” G90 y “el” G90. Su similitud es que ambos viven momentos difíciles y han estirado la mano para poder financiarse.
Hecha esta diferencia, enfoquémonos en el abundante material que en su versión de hoy miércoles trae este diario digital, cuya lectura completa recomendamos desde estas páginas.
Porque impacto periodístico y en la ciudadanía debiera causar la publicación.
Muchos de estos antecedentes ya se sabían, como resultado de la indagatoria judicial y periodística y pese a las barreras interpuestas por políticos.
Otros recién emergen, pero los reportajes de “The Clinic” comienzan a encadenar las asociaciones de hechos y protagonistas: ese es su gran mérito y en eso radica la calificación de Giorgio Martelli como personaje clave en estos Escándalos y la trascendencia de su declaración ante el Ministerio Público, como señalamos en artículos anteriores.
Sobre este último punto, los informes periodísticos también logran concluir que la figura del ex ministro del Interior, Peñailillo, no es de protagonismo menor, según lo relata el diario, en cuanto- señala- fue un articulador de distribución de dineros y de la contratación del desfile de intermediadores, muchos de los cuales hoy ocupan cargos de importancia o intermedios en La Moneda.
Desde esa perspectiva, se confirma aquello que señalamos también en otros artículos, cuando recién avanzó la sospecha sobre Peñailillo e indicamos que la marea de investigación judicial y periodística estaba ya llegando a los pies de la Presidenta Bachelet.
Los artículos periodísticos del “The Clinic” on line mencionan entre quienes participaron a María Estela Ortiz, quien dirige hoy el Consejo Nacional de la Infancia, y María Angélica Álvarez (la “Jupi”) embajadora en Italia; al jefe de gabinete del ministro de Educación, Harold Correa, y a una larga nómina entre cuyos integrantes mencionaremos a Flavio Candia, Gabriel Sepúlveda, Claudio Santis, Héctor Cucumides, Robinson Pérez.
Estos últimos asociados a la G90.
Sobre esta generación también habría que decir que logró en el breve apogeo que tuvo al interior de La Moneda desplazar el peso que tradicionalmente tenían los partidos políticos en la representación en el Gobierno, así como en la nominación y distribución del Poder.
Hoy las colectividades de la Nueva Mayoría, particularmente el PPD, que estima que entre sus filas debiera emerger el reemplazante del también caído ministro Jorge Inzunsa, han alzado la voz. O la han recuperado, para manifestar su “preocupación” por el prolongado lapso sin que Bachelet designe al nuevo ministro Secretario General de la Presidencia.
Más bien les preocupa el acceso para intervenir en el nuevo nombramiento y recuperar esa participación de antaño en el nombramiento del Gabinete.
Porque a este Gobierno le está sucediendo similar circunstancia que al de Piñera, cuando este último formó su primer gabinete con tecnócratas venidos del mundo empresarial y luego debió aplicar reversa para echar mano entre los destacados del mundo político.
Las presiones sobre Bachelet están avaladas porque los ministros mejor calificados en las encuestas por la Opinión Pública, a pesar del derrumbe del Gobierno, son el Canciller Heraldo Muñoz y el nuevo Secretario del Interior, Jorge Burgos, ambos provenientes del viejo mundo político.
Como sea, las semanas siguientes deberá comenzar a desplegarse el desfile de convocados ante la Fiscalía, instancia que a juicio de profesionales experimentados le será difícil establecer sanciones para irregularidades que pueden no configurar delitos.
¿Y cuándo no ha sido así, si desde el Poder Legislativo no se han realizado los esfuerzos para reparar los vacíos legales existentes?
Distinto es el Caso Penta, en que se configuran reiteradas y sostenidas irregularidades. Este Escándalo retornará al protagonismo de la Justicia y del periodismo cuando se resuelva sobre políticos involucrados.
Con todo, importante sería una mayor fortaleza cultural en la ciudadanía para sancionar desde la perspectiva ética y electoral a quienes dicen luchar por la igualdad pero que se comprometen con determinados sectores al estirar el platillo para lograr el óbolo que les lleve al Poder.
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