La Teoría del Todo”: sólo una buena película romántica
Claro: la obra del científico no es replicable en ficción
(Susana Pozo P.)
Gracias a la gentileza de dos estimados colegas, que me la obsequiaron junto a otras dos películas que ya comentaré, pude por fin ver la cinta “La Teoría del Todo”, un film que me interesaba desde la perspectiva cinematográfica y por el tratamiento que desde la ficción fuera abordado, el gran físico teórico Stephen Hawking.
Y ese interés se incrementó, porque me intrigó el resultado de los Premios Oscar que asignaron un único galardón a esta realización, promovida como la gran película sobre este científico admirable, no sólo por trascendencia de sus investigaciones, sino por constituir un modelo de esfuerzo y superación para el enorme aporte que ha hecho a la ciencia aun sobrellevando su enfermedad y el gradual deterioro físico que le ha significado.
Pero tras ver la producción, el solitario Oscar otorgado al actor que encarnó al investigador se explica porque ésta no es una película sobre Hawking y su gran trayectoria, lejanamente podría pretenderse aquello, sino una buena película romántica centrada en el primer matrimonio del científico.
Y punto.
Aquí no están retratados los aportes del físico en su carrera, sus contribuciones en teoría cósmica y disciplinas asociadas, su pensamiento, sus posturas, y sus publicaciones.
Estas últimas con impacto en niños, pues cuenta con textos dirigidos al mundo infantil para entender el universo.
Nada de esa trayectoria incluye la película “La Teoría del Todo”.
Esto último hay que buscarle en magnas producciones, por ejemplo de la BBC.
Adicionalmente a esta aclaración, habrá que decir que mañosamente los realizadores de esta cinta se tomaron la libertad de encabezarle con el título de uno de los numerosos textos del físico, “La Teoría del Todo”.
En rigor, el largometraje merecía llevar el nombre “Hacia el Infinito”, el elegido para el libro en que se sustenta, escrito por Jane Wilde, la primera ex mujer del científico, aun cuando ese matrimonio naufragó y no llegó al infinito.
En la producción cinematográfica apenas hay algunos trazos, frases y un esbozo de su vida íntima, primero relatada desde la visión de su primera esposa- Jane Wayne- y luego reformulada por un guión cinematográfico.
En ambas “pasadas” debemos asumir que esta producción tiene el sabor de una entretenida película y no alcanza a configurar una biopic- como se llaman los filmes basados en una biografía- ya que el texto de su ex mujer con seguridad debe tener un gran matiz de subjetividad y se adivina que el guión hizo muchas concesiones para mostrar un lado muy amigable de una pareja que- con 3 hijos- debió sobrellevar una enfermedad devastadora, una circunstancia muy compleja y menos idílica a como se retrata en la película.
Desde esa perspectiva, hay que agradecer a los realizadores el respeto que tuvieron por la intimidad del cosmólogo y en la misma línea valorar la discreción con que abordaron el quiebre matrimonial.
Eso, para señalar algunos de los méritos de “La Teoría del Todo”.
A este valor de respeto por la intimidad, y no convertir el ex matrimonio de un gran científico en un vulgar reality de pareja, adicionemos que la película tiene el mérito, como señalábamos al comienzo de una agradable cinta romántica.
Para nuestro gusto, una realización demasiado almibarada, característica que se acentúa en las escenas finales que recomiendo adviertan a quienes no la han visto.
Y que describo someramente
La pareja tras recibir la Orden de Comendador del Imperio Británico- Hawking rechazó el grado de Caballero- observa en un simétrico y elegante jardín, el discurrir de sus hijos, mientras reflexionan sobre su familia.
Eso ya es demasiado jarabe.
Sin embargo, si la cinta ha logrado despertar la curiosidad de varios espectadores por acercarse a la literatura de Hawking, ya tiene ganado el infinito.
Mérito aparte es del actor que lo representa, Eddie Redmayne, quien con esta cinta se llevó a lo menos 5 estatuillas como Mejor Actor, incluida el Oscar.
Lo cierto que interpretar a Hawking, con todas sus discapacidades, es un desafío para cualquier actor, en lo positivo y negativo, porque representa un gran potencial en la caracterización.
Ahora este joven intérprete británico quedó con vara alta para sus futuros personajes, aun cuando hay que señalar que pese a su juventud- 33 años- ya ha recibido otros premios, incluidos algunos por interpretaciones de Shakespeare, ámbito en que se sitúa con gran potencial. No es entonces, un advenedizo, ni del cine, ni del teatro y la televisión.
En definitiva, “La Teoría del Todo” es una ficción muy entretenida, que nos remite a este gran científico contemporáneo y que en alguna forma expresa cómo su brillante mente ha desafiado a la adversidad.
Su dramática enfermedad no privó a la humanidad de su magna contribución y es el mejor paradigma hoy para las nuevas generaciones, particularmente entre quienes aspiran a acceder a un título universitario sin el autoesfuerzo del estudio, el aprendizaje, la preparación, aun teniendo a su favor las condiciones de salud que en el caso de Hawking han constituido su principal obstáculo. Y que en reiteradas ocasiones denostan de la exigencia para lograr tales fines, avasallando a su paso a quienes desean acompañarles en ese desafío.
Desde esa perspectiva recomendamos esta película, así como toda la literatura vinculada al cosmólogo, aquella propia y biográfica de otros autores y realizadores, particularmente las publicaciones más cercanas con el público masivo de este físico que no se dejó vencer por la adversidad.
Yo desde el comienzo supe que no se trataría de la vida y obra de Stephen Hawking, sino que se basaría en el libro de ella, el cual es una “biografía” que no es exacta, ni rigurosa ni nada. Funciona más como libro casi de “memorias” más que biográfico. Y eso se plasma en la película. Para mí fue siempre una historia de amor(con lo bueno y lo malo) made in Hollywood(con también lo bueno y malo que eso conlleva)