Chile y su Fragilidad ante las Catástrofes
Es muy probable que a fines de este año, titulemos el último artículo “El Año que pasamos de Desastre en Desastre”. ¿Quién podría oponerse a ese enunciado? Aun no concluye el primer cuatrimestre y hemos sumado a una sequía que avanza hacia el sur, inundaciones, aluviones, magnos incendios y continúa una inusitada actividad volcánica.
El torbellino político en que estamos inmersos tiene también alcance de catástrofe social.
Y han sido las regiones las que han debido enfrentar todos los desastres naturales que han dejado al descubierto, la imprevisión, tras una falta de política y cultura preventivas que nos hubiese permitido reducir el dramático número de víctimas y los daños ocasionados.
Residentes en los faldeos del Volcán Calbuco admitían no contar con información y preparación sobre protocolos de evacuación, pese a la proximidad de un riesgo latente.
En enero de 2013, un informe de Unesco que destacaba la gran vulnerabilidad de Chile frente a desastres y una emergencia que dejó sin agua por varios días a la Región Metropolitana nos inspiraron una columna que advertía de la peligrosa contingencia al integrar el Círculo de Fuego del Pacífico y ser calificados como una de las naciones con mayor actividad sísmica.
El mismo informe destacaba nuestra débil institucionalidad para enfrentar estas calamidades.
Nada ha cambiado y las recurrentes catástrofes dan cuenta de esa realidad.
Les invito a revisar esta columna redactada hace 2 años.
SISMOS, SEQUÍAS Y OTROS DESASTRES (29.01.2013)
Lo admito: no es un tema amigable en vacaciones, pero el riesgo y el desastre no descansan. No en este país situado en el “Círculo de Fuego de Pacífico”, con más de 500 volcanes activos y con una costa también iracunda cuando la tierra se enfurece. Y una sequía que no da tregua. Sume aluviones, incendios forestales e inundaciones y tenemos el mapa de las amenazas más recurrentes.
Pero no mostramos capacidad de reacción. Eso se observó en la reciente emergencia ocurrida en Metropolitana.
Falló la institucionalidad pública y privada, y la población demostró imprevisión. Y era sólo una emergencia, sin la magnitud de una catástrofe.
Un trabajo elaborado en conjunto por Unesco Chile, Onemi, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Cruz Roja ratifica que “Chile ostenta ser el país más sísmico a nivel mundial, y el que ha registrado el evento sísmico de mayor liberación de energía (1960)”.
Recuerda este documento que tenemos el 10% de los volcanes más activos del planeta y los dos más activos entre seis de Sudamérica.
Agrega que “Si se toman de manera agregada, las emergencias provocadas por fenómenos de origen climático (inundaciones, sequías, tormentas) ocupan el segundo lugar en términos de número de gente afectada. Los desastres originados por sismos han sido los más devastadores en términos de pérdida de vidas humanas en las últimas décadas. Estos también han redundado en las mayores pérdidas económicas desde 1900 a la fecha”.
En lo que concierne a la IV Región, el documento la menciona como una de las más afectadas por la Sequía, calamidad que el estudio sitúa en su desarrollo a partir del 2007, aun cuando otros especialistas la identifican a partir de los primeros años de este siglo. Con relación a esta calamidad, el estudio hace presente que en el país hay 108 comunas en emergencia agrícola y consigna 10 comunas de esta región en situación de catástrofe. Esta semana se sumaron a esas 10 otras 5 comunas en la Región en esa calidad, señal inequívoca que la Sequía no cede.
Unesco y asociados plantean que “una de las lecciones que se está recogiendo es la necesidad de un manejo más eficiente del recurso agua ante una creciente demanda y patrones inciertos de precipitaciones y la necesidad de invertir en la construcción de embalses como una forma de mejorar su disponibilidad para consumo humano y actividades productivas”.
La publicación además advierte que “el cambio climático pasó de ser una predicción de científicos y ambientalistas con un horizonte de 50 o 100 años a un fenómeno que ya comienza a manifestarse y con pronósticos inciertos de gran implicancia…..”
El estudio destaca el “Proyecto PROTEGER Coquimbo”, como una de las escasas iniciativas en la gestión del riesgo post 27F.
En esta última iniciativa participaron especialistas pertenecientes a Serplac, ONEMI Regional, el sector académico- algunos docentes de la Universidad de la Serena- y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
Unesco da cuenta también que el país dispone de una impresionante institucionalidad en pos de prevenir el riesgo y actuar sobre el desastre.
Pero al igual que ODEC, el estudio objeta la dispersión institucional y la ausencia de una coordinación “para evitar la duplicación de esfuerzos y maximizar el uso eficiente de los recursos disponibles ….”.
La deuda es entonces en Liderazgo y Políticas Públicas que entren en la lógica de la Educación, Prevención, Difusión y Reacción Oportuna para mitigar amenazas latentes de grandes catástrofes de este frágil país, en materia de desastres.
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