Nota de la Editora
Los preocupantes niveles de intolerancia que se observan a nivel mundial tienen su expresión en el Periodismo y también en las redes sociales.
Queremos, estamos dispuestos a opinar pero no toleramos lo que dice el contrario.
Esta conducta tuvo su semana negra, entre el 05 y 11 de enero recién pasados, cuando se iniciaba el año y en momentos que un equipo periodístico francés fue acribillado porque un grupo no blandió el arma de la argumentación y la opinión y estimó que la solución era eliminar a profesionales que hacen sus planteamientos ante la sociedad.
Las opiniones no se silencian de esa brutal manera: se contrargumentan, si es que mi convencimiento es contrario.
Es cierto, el de Charlie Hebdo es un estilo irreverente y algo de eso emula el Diario “The Clinic” en Chile.
Y eso es porque el Periodismo Ilustrado debe manifestar con imagenes muy elocuentes aquello que otros planteamos con la palabra, y podemos explayarnos en la explicación.
El trabajo de los medios de comunicación debe ser entendido como una propuesta: en la selección, jerarquización, priorización de contenidos del acontecer y de la opinión. Es un constructo desde una perspectiva profesional y desde ese aspecto refleja “flashes” de la realidad
La sociedad debiera comprender que no existe un Periodismo Objetivo: esa es una utopía que tiene su sustento en el subjetivismo, inherente al ser humano y qué bien que sea así.
¿Cómo defendernos de las ideas que otros tratan de convencernos?
Muy fácil: con mis propios convencimientos y argumentaciónes, herencia de una mejor Calidad Educacional, la que hoy debatimos en el país.
Algunas de estas ideas planteo en el artículo publicado en el Semanario “Tiempo”, que interrumpió mi receso veraniego, porque el ataque perpetrado a Charlie Hebdo caló muy hondo en todos aquellos que amamos esta profesión y la vemos como un servicio para la sociedad.
Les invito a leer el artículo:
Disparen contra Los Medios de Comunicación
Susana Pozo P.
El feroz ataque contra el Diario Satírico Charlie Hebdo puso de manifiesto en su crudeza la abierta escalada de agresividad de la que están siendo objeto los medios de comunicación. Sobre eso mi reflexión.
En todo el mundo, la Opinión Pública hace uso y abuso de los nuevos canales abiertos por la tecnología que masificó la opinión, su inmediatez pero fundamentalmente el anonimato.
Desde esta última trinchera es muy fácil atacar: pero tengamos presente que es una trinchera cobarde, así con todas sus letras.
Quienes son incapaces de dar la cara para hacer afirmaciones falaces contra el resto y descalificar con groseros términos lo que ha afirmado un tercero, no hace sino primero mostrar un signo de preocupante intolerancia y segundo atentar contra un derecho esencial en la vida democrática: la Libertad de Expresión.
Esto último resulta no sólo curioso, sino también dicotómico: apelamos, aclamamos y estamos dispuestos a defender los Derechos Humanos: nos viste bien, nos hermanamos en una buena causa, pero no estamos dispuestos a practicar los matices que tienen esos Derechos.
Uno de esos es la Libertad de Expresión: Chile la perdió con una dureza sin igual durante el largo periodo de la Dictadura y hoy estamos dispuestos a descuidar, a disparar contra ella como francotiradores.
Descalificamos Líneas Editoriales, sin tener en cuenta que una línea editorial es una postura, una posición frente a la cual me asiste la libertad de adherir o no y cuya mayor defensa es mi capacidad de disentir y de tener argumentos sólidos en la contraposición.
¿Qué me otorga esos argumentos? La Calidad en la Educación, la mejor vía para la coexistencia en la Democracia: por eso la defiendo tanto.
No sólo Francia- el país de la liberté, la égalité y la fraternité- está herida con Charlie Hebdo: el mundo entero ha recibido la advertencia que no debe tener voz. Algunas cifras que dan cuenta que los periodistas, como nunca, han sido objeto de atentados, asesinatos y enviados a prisión por el simple hecho de ejercer su profesión. De la decapitación se ha hecho un show que muestra una sociedad canibalesca.
En América Latina, estos últimos años, hay una estrategia para cerrar medios mediante artilugios legales.
En el mundo, Periodistas sin Fronteras nos da elocuentes cifras que no merecen más análisis:
Desde 2005 hay 720 periodistas asesinados. 2014 registró 66 profesionales muertos, sumemos también como víctimas a 11 colaboradores y 18 Net-Ciudadanos; otros 119 reporteros secuestrados y 178 encarcelados. Agreguemos además 177 Net-Ciudadanos en prisión.
Apenas iniciado 2015, Charlie Hebdo inició la nómina con la pérdida de 8 de sus expertos profesionales en el Periodismo más difícil: el satírico. Ingrese al sitio y vea en qué países se sitúan las cifras negras contra la Libertad de Expresión.
El Periodismo Mundial está de luto.
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