“Magia a la Luz de la Luna” – Sólo forma y nada de fondo del estilo woodyaliano
Debiéramos estar acostumbrados a los altos y bajos de Woody Allen, como consecuencia de sus autoasumidos estados depresivos que trasuntan en sus películas, producciones en las que también ha hecho gala de humor con sus permanentes visitas a siquiatras.
El último filme que llegó a las pantallas chilenas-“Magia a la Luz de la Luna”- debe haberlo rodado en algunos de sus bajos.
Después de “Blue Jasmine” que aplaudimos este año a través de estas páginas, y que dio un Oscar a Cate Blanchett, nos decepcionamos frente a este filme que no se ha llevado las palmas de la crítica.
Y como no, si es una propuesta a la que calificamos de “aburrida” para englobar la sensación que se nos fue instalando en el trascurso de la película, cuando debimos luchar con los bostezos para continuar presenciándola.
El problema para Allen- a esta altura de su filmografía que da cuenta de un estilo y en definitiva de una marca- son las expectativas de que una vez más logre deleitar al público y dar en el punto que aguardan los seguidores de su cine.
Buscamos en su filmografía el encanto de “Annie Hall”; también la magia de “La Rosa Púrpura del Cairo” o sus reminiscentes escenas familiares de “Días de Radio” y su acertado “Match Point”.
Pero “Magia a la Luz de la Luna” sólo conserva del estilo Allen los recursos técnicos, como su acostumbrada e impecable banda sonora, que da cuenta de su trayectoria musical. Una vez más recurre al incomparable Cole Porter y su producción de blues. Sumemos Stravinsky, Ravel y Beethoven que son el telón de fondo, para un relato que, lamentablemente, no logra elevarse.
Consignemos que también están presentes los cuidadosos escenarios, paisajes y ambientación, esta vez en los Años 20, para poder decir que efectivamente es el cine de Allen. La fotografía una vez más nos deleita en su composición estética, así como ocurre con el vestuario y la dirección actoral.
Comprobamos también el muy buen oficio del actor británico Colin Firth (“El Discurso del Rey” con que arrasó con los premios en 2010) que logra salir incólume de esta poco lograda propuesta alliana.
Firth es el protagonista de este filme, donde interpreta a un mago arrogante y sin embargo muy poco diestro en el arte de enamorar.
Pero sin un relato- que no va más allá de la romanticona y absurda indiferencia de no mostrar el sentimiento que aflora, algo ya muy visto en todas las propuestas del cine romántico- y ninguna acción eficaz ¿qué hacemos? Nada sino afirmar que “Magia a la Luz de la Luna” es una de las realizaciones más débiles de este cineasta y músico de Nueva York. Relato qyue por lo demás tiene algunos pies forzados
Para decir que algo nos dejó esta cinta- y sólo rebuscando en sus intersticios- diríamos que la reflexión que pretende Woody Allen fallidamente instalar es que en la vida todos actuamos como embaucadores.
Incluso Allen, quien nos hizo trampa con esta cinta.
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