No ha sido fácil para Chile este primer cuatrimestre, pletórico de acontecimientos a que nos han llevado el cambio de gobierno y las catástrofes. Estamos frente a un escenario inesperado. Y por tanto, La Moneda debiera reflexionar si mantiene la ruta trazada pre-siniestros o se da el tiempo para resolver con mayor pausa las tareas inmediatas que tiene por delante, más aun si hay proyectos que no han fluido con la rapidez proyectada.
Programa y cataclismos requieren focalización, concentración y atención. No debiera ocurrir lo acontecido con otros siniestros en que aun hay damnificados que reclaman porque la ayuda no llegó. Y tampoco proyectos que se tramitan en medio de dudas e incertidumbre.
Gradualidad en el cumplimiento de tareas y redefinir prioridades son las decisiones que se adoptan frente a nuevas contingencias.
La presidenta arribó a La Moneda con el pie en el acelerador, talvez en ONU Mujer tenía esa dinámica, pero este es un país, no un programa con recursos internacionales.
Ha puesto presión y plazos apremiantes, particularmente en una de sus iniciativas estrellas, la Reforma Tributaria.
Pero desde diversos sectores, incluidas fracciones de su conglomerado, desean revisar la propuesta con mayor detenimiento. La ciudadanía también merece mayores explicaciones si está confundida ante tantos disparos contra la propuesta.
Conjuntamente, el gobierno persiste en la ejecución de 50 medidas en los 100 primeros días. Además ha congelado y/o en proceso de revisión proyectos del gobierno anterior (Monsanto, ordenamiento territorial, concesiones hospitales, Vivir Sano y otros), que suponen una resolución en el corto plazo.
Deberá también despejar la incertidumbre con respecto a una serie de Proyectos, como Energía y Educación, ambos de potente importancia para el desarrollo del país. Con esta avalancha, habrá que postergar, por ejemplo la Descentralización, que requiere de una propuesta al ratificarse el abandono de las regiones tras sismo e incendios.
Pero esto último no está en la preocupación de La Moneda, toda vez que Bachelet envió una iniciativa para eliminar el binominal- una carga más en esta avalancha de tareas- que fortalece la representatividad parlamentaria de la Región Metropolitana.
El país enfrenta dos tragedias; hay un punto de inflexión en la economía; el Ejecutivo desea que la Reforma Tributaria se discuta en olla a presión y ahora añade en medio de esta vorágine la propuesta de Reforma Electoral que- entenderá el gabinete- hay que mascarla al estilo de los rumiantes.
Vemos un gobierno acelerado, autoexigido sobre materias que requieren re-revisión.
No nos vaya a suceder el refrán inconcluso de mi título: que quien mucho abarca, poco aprieta, y terminemos con un país reclamando por decisiones que merecieron una mayor reflexión. Eso incuba un latente conflicto social, que en algún momento tomará su cauce.
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