¿Cuán Efectivas resultarán las vacunas anti-coronavirus?
– Esa respuesta la obtendremos en varios meses más –
Las cifras pandémicas siguen inquietando. Por desgracia, porque hoy estamos en un peor escenario que en marzo del 2020, principalmente por la caída de empleos que obliga a muchas personas a salir para generar ingresos, buscar ocupación o retomar las tareas que no hicieron en un semestre. Es decir, las posibilidades de confinamiento en un escenario de finanzas dañadas son utópicas.
Eso desde la proyección económica. Sumemos la no menos transcendente dimensión sanitaria, con un virus aun muy presente, amenazante en su reconquista de poder y muchos temiendo que en el país se generen escenarios similares a aquellos que se viven en Europa y Estados Unidos.
En el mundo desarrollado ha comenzado la vacunación masiva de la ciudadanía. Nosotros, con el resto del continente vamos muy a la retaguardia en materia de inmunización, cuyo programa en Chile podría completarse recién en términos más colectivos a fines del primer semestre de este incipiente 2021.
Nos queda por tanto una travesía muy compleja con 6 a 7 meses en que deberán mantenerse las recomendaciones de prevención, aun entre la población que vaya recibiendo las dosis de vacunas.
Porque para esta esperada terapia, sobre la cual se piensa será la heroína que nos rescatará de las garras del virus, persiste una gran interrogante y es nada menos el comportamiento en el largo plazo sobre la protección que nos aportará. Eso aun no está probado en ninguna parte de mundo, es una historia que contaremos a fines de 2021.
Podría ser que esta inmunización se comporte al igual que aquellas elaboradas por décadas contra la gripe que nos protege de algunas cepas pero no impide que enfrentemos fuertes estados gripales. He escuchado a muchas personas, más de las que quisiera, que sólo una vez se expusieron a la vacuna antigripal porque a pesar de la inmunización experimentaron fuertes resfríos. La variedad de cepas prevalentes y que enferman varían cada estación y nunca se ha hecho una campaña haciendo énfasis que de gripe también se muere pero que las posibilidad de enfrentar tal trance disminuye de forma ostensible con la vacunación. Por eso quienes aspiran a que la vacuna estacional les proteja absolutamente es consecuencia de erróneas campañas de información.
Lo mismo puede ocurrir con este coronavirus que nos enferma del llamado Covid 19 y resultaría bastante procedente que se eduque a la población señalando la importancia de inocularse señalando que los principales objetivos son reducir la pandemia a una epidemia o brotes controlados o endemia, es decir la aparición estacional de una enfermedad con un contagio y sintomatología más atenuada.
Como sea, las dosis que llegarán desde distintos laboratorios están siendo hasta la fecha la única respuesta más efectiva contra el Sars CoV-2 y por sobre este tratamiento, en consecuencia, continúa imponiéndose nuestro propio protagonismo de conducta preventiva frente a la exposición del virus.
Esto último está siendo lo más difícil, cuando por una multiplicidad de factores se observa un abandono a este compromiso colectivo, como el agotamiento en cuarentena y el afán de festinar colectivamente a que nos invita el verano. Agreguemos la rebeldía propia de la juventud y pérdida del temor después que tras 9 meses en que nada personal nos ha ocurrido.
A través de redes sociales persisten además afirmaciones tan livianas y carentes de respaldo en cuanto a que no hay tal nivel de contagio, que es una “gran mentira” (¡cuántas personas e instituciones deberían estar confabuladas¡) porque se quiere mantener controlada la población para menguar los disturbios.
Con este preámbulo, en que hemos retornado al mismo discurso de conducta preventiva, aunque resulte majadero (así deben ser las campañas de difusión en pandemias), les invitó a leer un artículo publicado el 11 de diciembre pasado en el Semanario “Tiempo” y cuya difusión por estas páginas postergué por fiestas de fin de año, un tiempo en que estimé no revisar los temas que nos agobian.
Pero hoy, con un verano por delante, cuando las autoridades entienden que se deben combinar la prevención sanitaria, el descanso tras un año muy complejo y un país con dificultades económicas, quisiéramos aportar con un téngase presente, si pensamos desplazarnos hacia otros lugares del país, con una vacaciones que definitivamente no pueden ser las mismas a las que estábamos acostumbrados, de grandes muchedumbres compartiendo un jolgorio. Tiempo pasado, que no puede repetirse para poder evitar que nuestros hospitales colapsen, crezcan dramáticamente los casos fatales y pacientes con prolongadas crisis. Eso ocurrió, que no se nos olvide y evitar ese escenario depende de toda la comunidad.
Varias Vacunas, un solo Reino
(Artículo publicado en Semanario “Tiempo” 09/12/2020)
Si en el primer artículo que escribimos sobre la pandemia dábamos el reino por una vacuna, hoy ofreceríamos el cielo y el paraíso, en momentos que Chile enfrentaría una eventual nueva ola de contagios masivos.
No nos estaríamos beneficiando de la experiencia europea para evitar esta segunda vuelta y las adversas cifras nos acercan a esa amenaza.
Tal escenario no es nada propicio para reactivar la Economía, con trabajadores recién recuperando sus ingresos, muchos aun desempleados y un sector turístico que se vería replegado en los meses de mayor dinamismo.
El mundo científico ha avanzado a zancadas otrora consideradas inaceptables en la elaboración de una vacuna y tal premura genera un halo de incerteza en el abordaje de esa terapia ya iniciada en Europa.
Porque sinceremos, es una vacuna calificada de emergencia ante la agresividad del Sars Cov-2, su extensa permanencia y las nulas señales en la inmunidad de rebaño. Su eficacia y sus contraindicaciones en algunos individuos se irán probando en la práctica, a pesar de haber aprobado los protocolos exigidos.
Las circunstancias que precipitaron su precoz ingreso al mercado generaron una feroz competencia de laboratorios por validar la vacuna más efectiva.
Mucho se ha teorizado sobre su distribución, será el gran nudo gordiano, porque estamos ante un producto de urgente demanda universal, que requiere de una logística altamente especializada y cuya elaboración está en manos del mundo desarrollado.
¿Recuerdan la “guerra” por los ventiladores? Algunos re-comercializados a boca de avión y todos los países transando su compra en secreto.
Algo peor podría suceder en el suministro de la vacuna anti Covid 19.
No serán sólo las presiones de los Gobiernos ni los grupos anti-vacunas los únicos presentes en esta desequilibrada presión de limitada oferta y universal demanda.
En ese escenario, ¿Sería posible hoy que en el despiadado e individualizado conjunto social opere la Mano Invisible que preconizaba Adam Smith? Un derrotero difícil porque esa teoría plantea que comienzan a intervenir implicancias sociales, morales y de justicia social cuando un bien se sitúa como una necesidad básica para el total de individuos.
Este es el caso y no hay duda que operarán vientos en contra.
Ya se difunde “veneno” en redes sociales sobre la inmunización y anticipadamente, sin ningún respaldo argumentativo, se siembra la desconfianza sobre vacunas para pobres y otras exclusivas para ricos.
Por eso, pareciera que el coronavirus que hoy nos ataca cuenta como su gran aliada a la propia sociedad incapacitada de generar alianzas y acuerdos de beneficio colectivo.
Es precisamente esa conducta la que nos impide avanzar y ya veremos que así como nos despedazamos en la arena política, la vacuna también podría ser una buena excusa para armar un nuevo relato de descalificaciones mutuas que van y vienen en vertiginoso desenfreno por los intereses individuales.
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