El proceso es más complejo de lo que parece
De continuar la baja en importantes indicadores en la pandemia que hoy nos impacta, en el curso de los próximos días, las regiones podrán continuar avanzando en ser liberadas de las medidas sanitarias que se aplican tras esta prolongada visita de este agresivo coronavirus.
Este proceso se ha iniciado con un perfil discretamente flexible en las regiones de Los Ríos y Aysén. Revisamos esa decisión sanitaria, anticipándonos a cómo se desarrollará este proceso tan o más complejo que la cuarentena y las 22 medidas que implica el confinamiento para el resto del país.
Esta columna fue publicada hace 2 semanas en el Semanario “Tiempo” y les invito a leer este texto que titulé “El Desembarco”.
El Desembarco
Semanario “Tiempo” 10/07/2020
Chile ha iniciado un cauteloso desembarco del confinamiento y habrá que preguntarse si estamos preparados para emprenderlo.
Las dificultades para adaptarnos a la reclusión justifican la interrogante. Y el desconfinamiento demandará de aun una mayor voluntad ciudadana para ajustarse a la nueva cotidianeidad.
Este desembarco- por ahora en 2 regiones- requiere estrategias cuyo eje continuará siendo la disciplina sanitaria y deberá ser sistemático, ordenado y regulado. Tal contexto podría extenderse por varios meses. Porque otro requerimiento es la gradualidad en prescindir de las medidas impuestas durante la pandemia.
Aysén y Los Ríos reunieron todos los parámetros recomendados como prototipo para retornar a la actividad, un objetivo apremiante para muchas familias.
Ambas regiones exhibieron buena conducta, pero también reúnen características para llegar al deseado control en la circulación del virus. Aysén es la región de menor concentración demográfica y sus habitantes están habituados a confinamientos prolongados por condiciones climáticas.
Los Ríos triplica la demografía aysenina, registró mayores dificultades para controlar la propagación del patógeno y por tanto tuvo aun un mejor comportamiento ciudadano.
No pretendemos subestimar los méritos de estas regiones en la más grave crisis en un siglo, sino contextualizar para el resto del país que esta nueva etapa demandará mayor madurez y responsabilidad que la mostrada en cuarentenas, particularmente en las regiones más pobladas que lideran los contagios y fallecidos.
Será la prueba de fuego para evitar retornos a reclusiones.
No podría acontecer lo sucedido en Antofagasta que tras concluir su cuarentena, la ciudad emulaba la víspera de navidad y de noche las casas se remecían de música, jolgorio y luces bailarinas. Una semana les duró la “libertad” malentendida.
Es el temor que ronda en el salto hacia el desencierro, después de bastante “anecdotario” con tantos ciudadanos que sin apremio económico, salen a socializar desafiantes y sin culpa.
Los científicos siguen corrigiendo las observaciones en la conducta del SARS-CoV-2 pero está clara su virulencia superior a otros agentes causantes de pandemias. Desde ese perfil, se han elevado las advertencias de la OMS en la cautela para desconfinarse.
Por ejemplo, la experiencia da cuenta de su adaptabilidad para actuar a distintas temperaturas y también hoy se analiza su capacidad de transmisión aérea.
Europa y Asia están experimentando rebrotes que debieran alertarnos para la cautela con que debiéramos ejecutar el desembarco.
Este virus es aun demasiado desconocido, ha ocupado nuestro terreno y cuando recuperemos nuestros espacios deberemos coexistir con el Sar-CoV-2 hasta que una vacuna nos proteja.
Y que China y otros países con prácticas insostenibles en faena y consumo animal, así como la industrialización animal con crueldad, excluyan esos manejos.
De lo contrario, otras pandemias nos visitarán.
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