Tras un “18” negro para la zona, comienza un nuevo testeo para el funcionamiento de las empresas y sus habitantes: ¡Suerte!
(no cabe sino pedir suerte porque hay acciones pendientes que deben cumplirse con celeridad)
Un nuevo día “D” vivirá a contar de este viernes la amagada zona de Quintero/Puchuncaví, porque hoy está decretado el levantamiento de la alerta amarilla para llevar a la normalidad el funcionamiento del parque industrial y comprobar si logra operar dentro de estándares compatibles con la salud de sus habitantes.
También se ha determinado que a contar del lunes próximo se reinicien las actividades escolares, decisión en que resultará crucial que en estos siguientes 3 días no se registren emergencias sanitarias.
No obstante Quintero Puchuncaví estará dentro de parámetros de relativa normalidad y las autoridades deberán acelerar el nuevo plan de descontaminación que debiera demandar nuevas exigencias a las industrias que allí operan.
Y si durante las celebraciones de Fiestas Patrias esta zona costero/rural de la V Región desapareció de la agenda de medios opacada por los festejos que vivió el resto del país, es porque no nos gusta incomodarnos con la cruda realidad de zonas en crisis, ya que estaba latente las Fiestas Patrias negras que vivieron Quintero/Puchuncaví, desolada por la ausencia de turistas y la enorme pérdida que ha significado para los comerciantes de la zona estos episodios ocurridos porque el destino de las regiones es ese: presionarlas con actividades que nadie está dispuesto tenerlas como vecinas y actuar cuando a sus habitantes le ha llegado el agua al cuello por las carencias y dificultades que presentan.
La penúltima columna que escribimos sobre el tema (porque hoy aparece publicada la última) hacemos referencias a las Verdades Incómodas que pesan sobre Quintero/Puchuncaví donde anticipábamos las negras Fiestas Patrias de un poblado severamente castigado por una irracional concentración de Industrias contaminantes.
En el texto nos referimos a fechas elocuentes que dan cuenta que las primeras alertas de contaminación datan desde hace 30 años y la certeza que ello ocurriría es anterior y se remite a la década de los 80 cuando las autoridades fueron autorizando industria tras industria.
Les invito a leer este artículo publicado en víspera de las festividades nacionales.
Verdades Incómodas
Semanario “Tiempo” 14/09/2018
“Una Verdad Incómoda”- texto y documental- otorgó el Nobel de la Paz al ex vicepresidente de EE.UU. Al Gore, por su contribución en masificar la preocupación por cuestiones ambientales.
En la prolongada emergencia que viven los habitantes vecinos al cordón industrial Quintero/Puchuncaví es posible identificar varias verdades incómodas.
La primera y evidente es que el desastre, ya sería apropiado calificarlo así, demuestra que nuestra institucionalidad- pública y privada- carece de un protocolo de crisis en una zona donde interactúan personas y un cordón industrial de 15 empresas en su mayoría con emisión de elementos nocivos para la salud. Una desprolijidad inexcusable.
A partir de esta indudable certeza la segunda incomodidad sobre la cual se soslaya reflexionar es el abandono, indiferencia y persistencia de los sucesivos Gobiernos de hace medio siglo para autorizar industrias peligrosas en esa zona que terminaron por abatir cultivos de gran calidad.
La instalación del Parque Industrial con emisiones contaminantes comenzó en 1964 con la Fundición Enami/Ventanas (hoy Codelco) y no se detuvo hasta 2010, cuando entra en funcionamiento la Fundición Nueva Ventanas (Gener), a pesar que ya en 1990 Enami y Chilgener reconocen sus problemas ambientales, precisa el Programa Multisectorial para la Recuperación Ambiental y Social (PRAS) que lidera el Ministerio del Medio Ambiente.
En 2009, según denuncia el Diario “El Mostrador”, se emitió un Decreto Supremo para eludir el fallo emanado de la Corte Suprema que ordenaba suspender la construcción de la Central Campiche de AES Gener.
Una tercera gran verdad, por tanto, es que las señales de advertencia que un poblado estaba siendo intoxicado con emisiones de alto riesgo son históricas- de décadas- y sin embargo se persistió en castigar a los residentes con industrias contaminantes.
Y una cuarta realidad que se soslaya es que se configura un atentado a los derechos humanos, hablemos de eso, ya que todos nos arropamos en este mes con el traje de cultores de los Derechos Humanos.
Una quinta verdad se vincula al ninguneo de las regiones porque revisando los antecedentes hay registro de movilizaciones de los habitantes así como advertencias de las administraciones regionales, organizaciones ambientales y estudios académicos sobre el inminente desastre que hoy es realidad.
Una sexta certeza es la evidente improbabilidad que las emanaciones tóxicas provengan de una sola fuente.
El caso Quintero/Puchuncaví es una alerta para que el resto de las regiones revisen sus conflictos ambientales.
La actividad turística de Quintero sentirá en estas prolongadas festividades la proyección de esta catástrofe, cuya última verdad incómoda se vincula a una recuperación que requeriría soluciones de largo plazo y con industrias que no es posible paralizar, esta última una certeza bastante inquietante y a la que nadie se refiere.
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