Con menos énfasis en las movilizaciones, hoy está presente el recuerdo del quiebre de la Democracia en Chile hace 45 años, cuando las Fuerzas Armadas se tomaron el poder y destituyeron el Gobierno de Salvador Allende.
Con distintos matices, durante todos los años fluyen los relatos y las manifestaciones cuyo denominador común se sitúa en violencia de unos pocos y en las contrapuestas miradas que permanecen sobre el 11 de septiembre de 1973 y los brutales acontecimientos que siguieron en el país durante los 16 años de dictadura.
El periodo tuvo elementos únicos que lo diferenciaron de otros quiebres democráticos en el continente y de todos esos sucesos rescatamos 2 hechos. El primero es el propósito de Salvador Allende de instalar un Estado Socialista por la vía democrática y el segundo es el objetivo de Augusto Pinochet de permanecer en el poder tras 16 años mediante un plebiscito.
Ambos fracasaron en su intento y son resultados que unen el “11” y el 05 de Octubre con el triunfo del “No” que será el próximo festejo en sus 30 años.
Trascurridos 45 años, el “11” se resiste a ser historia porque deberán- aunque resulte duro expresarlo- desaparecer todos los protagonistas de primera fila en el quiebre, incluidos aquellos encarcelados en Punta Peuco; el sector político que vivió en el exilio y/o en la clandestinidad; los familiares de los detenidos desaparecidos y aquellas generaciones que permanecieron en el país y aquellos anónimos que sufrieron el exilio y al retorno de la Democracia no pudieron, por distintas razones, regresar al país. Somos los protagonistas de primera y segunda fila cuyas vidas experimentaron una ruptura abrupta.
Pero a pesar que quienes experimentamos estos cruentos capítulos según la nueva Premio Nacional de Historia, Sol Serrano, estamos atrapados en ese pasado, algo, por la fuerza del tiempo, está mutando.
Ya se observa un traspaso de posta de estos acontecimientos históricos hacia relatores de generaciones que no vivieron el acontecimiento o eran apenas niños. Observamos cómo los relatos están experimentando versiones con contenidos que algo se apartan de la realidad de ese agitado y violento episodio de nuestra historia.
Es la evidencia del ineludible constructo que configura el relato histórico según pasan los años.
El “11” nos inspiró la columna escrita la pasada semana para el Semanario “Tiempo” y que les invito a leer.
Memento
Semanario “Tiempo” 07/08/2018
“Memento” es un complejo thriller del realizador Christopher Nolan. Cosechó 25 premios y en coherencia con su título nos conduce por los laberintos de quien pierde la memoria.
Memento actúa como un sinónimo de memoria, la facultad que nos permite acumular un reservorio de experiencias y conocimientos que constituirán un valioso registro para corregir y no repetir ante sí y la sociedad las torpezas cometidas en el pretérito.
Lo señalo a propósito de septiembre, un mes para recordar en Chile. En 4 días más se cumplirán 45 años del quiebre de la Democracia y a la semana siguiente estaremos celebrando los 208 años de la emancipación del país como colonia española.
Septiembre además es el preámbulo para el próximo 5 de octubre, cuando se cumplen 30 años del Plebiscito Nacional y el triunfo del “NO”.
En tanto los chilenos aguardan el festejo de las Fiestas Patrias, el “11” y el “NO” han sido motivos de fricción, polémica y discordia en el mundo político, como una evidencia más que el divisionismo continúa operando en detrimento del desarrollo del país e igualmente en no aprender a superar acontecimientos pretéritos.
Sol Serrano, flamante Premio Nacional de Historia, en una de sus primeras entrevistas, invita a mirar la Historia con sentido de futuro y afirma que el debate del 73 “tal y cual fue, nos tiene atrapados en un pasado que no termina de pasar”.
La ambigüedad en la mirada del “11” la hemos traspasado a las nuevas generaciones, a aquellas que no experimentaron las convulsionadas décadas de atropello a los derechos humanos. Tras 45 años, esos traumáticos acontecimientos debieron actuar como necesario escarmiento que nos llevaran a la tolerancia en la coexistencia social.
Por el contrario, el enfrentamiento mediático de los políticos y la interpretación que hacen a 45 años del golpe, demuestra la obcecación en torno a posturas divergentes y la incapacidad para mostrar la voluntad de avanzar en pos de esfuerzos conjuntos en beneficio del país.
Europa pudo reponerse de 2 magnas conflagraciones y de la Guerra Civil en España y Japón logró reconstituirse de una devastación atómica.
Vietnam convive con sus 2 almas políticas y Corea intenta hoy superar sus diferencias.
De alguna forma lograron todos estos territorios recuperarse de las profunda laceraciones del pasado en pos del desarrollo.
Esa capacidad de resiliencia está ausente en Chile.
El concepto de memento está ligado a la liturgia religiosa, es el momento dedicado a recordar a los muertos y también a orar por los vivos, como la conjunción de solicitar por quienes partieron y los fieles contemporáneos.
Representa entonces una perfecta analogía de lo ocurrido el “11”, cuando muchos chilenos fueron al sacrificio y cuya inmolación somos incapaces de respetar, así como no logramos hoy una armonía en la convivencia.
45 años y estamos en el mismo punto de partida, producto de mezquindades políticas.
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