Al rojo vivo continúa la polémica desatada por el fallido cierre de Punta Peuco, una decisión que mantuvo en vilo a los familiares de los detenidos desaparecidos, a los internos, a la izierda y a la derecha. La autora del desaguisado es la ex Presidenta Michelle Bachelet, pero las explicaciones las ha debido dar el ex ministro Jaime Campos, tras conocerse que se negó a firmar el decreto y que tales negativas se habían formulado en la noche del sábado y en la mañana del domingo a horas de asumir el siguiente Gobierno.
Campos acusa filtración de sus dichos, pero sí afirma que no estaba dentro de la rigurosidad legal firmar a esa fecha semejante dictamen. En efecto, el decreto tuvo 4 años para ser consensuado y este desaguisado de último minuto ha significado ratificar la desorientación y confusión que paulatinamente se instalaron en los últimos meses en la anterior Administración.
La Presidenta dispuso de las mejores circunstancias para haber atendido la petición de Carmen Gloria Quintana y planteada por años por los familiares de los detenidos desaparecidos. Punta Peuco hasta pudo haber sido un compromiso programático porque no sólo estaba en la línea ideológica presidencial, tenía también consonancia con su historia familiar, en los hechos que acontecieron el 11 de septiembre de 1973.
Esto último torna muy incomprensible la postergación definitiva de un Decreto que muchos interpretan con falta de voluntad política de la ex mandataria para acometer esta decisión.
O bien interés de generar una dificultad al nuevo Gobierno. La explicación que fuese, el no cierre del recinto carcelario rubricó una serie de desacertadas acciones que adoptó la mandataria en su periodo, pero esta tuvo un carácter doloroso para muchos chilenos y por tanto es asertiva la frase de Carmen Gloria Quintana al expresar que “con el dolor no se juega”
Peor aún, mantener el suspenso hasta el último minuto de su Gobierno configuró sobre la aguardada disposición presidencial, un acto de crueldad para todo el mundo político- izquierda y derecha- pero particularmente un serio agravio hacia la izquierda y su propia orientación doctrinaria.
Les invito a leer la columna publicada el viernes 16 de marzo sobre este tema heredado de la anterior Administración.
Maldita Herencia
Semanario “Tiempo” Marzo 16 de 2018
En el legado que deja la ex Presidenta Michelle Bachelet habrá que inventariar también su fallida promesa del cierre de Punta Peuco, el recinto penal, cuya clausura constituía uno de sus compromisos.
Porque será uno de los temas que continuará presente en el escenario político como uno de varios pendientes de la anterior Administración.
Si la intención fue dejar el dictamen firmado para que el actual Gobierno asuma su ejecución, como una suerte de las pequeñas sutilezas que usa el género femenino cuando desea aplicar revancha, eso tuvo un acto fallido por la resistencia del ex ministro de Justicia, Jaime Campos, a firmar el postrero decreto presidencial y ahora está en la pira del ala izquierda del Parlamento que pretende acusarle constitucionalmente.
¡Bachelet tuvo 4 años para cumplir su promesa!: 1.460 días para ser exactos si pretendía tramitar decretos en jornadas inhábiles.
Al parecer, Campos, quien por lo demás es un hombre que no trepida en mantener sus convicciones, muchas causantes de ardientes polémicas, tuvo suficiente con la disposición presidencial para favorecer al fiscal Luis Toledo con un nombramiento de notario en un cargo en que ya había sido cursado para otro abogado.
¿Qué sucede con personas que ocupan cargos cupulares que se obnubilan al punto de ejecutar acciones por sobre lo prudente y criterioso?
Punta Peuco, con o sin decreto, se constituirá en un maldito legado, porque la mandataria no midió las consecuencias de pretender cerrarlo a horas de su partida y no visualizó que finalmente fue una decisión que dejó muchos heridos en su paso. No hay registros de mandatarios que pretendan ejecutar acciones a horas del término de su Gobierno y de asuntos que estaban pendientes desde el día 1 de su Administración. Al menos eso no ha ocurrido en Democracia. Lo mismo aplica con el proyecto de Reforma Constitucional, que generó hasta un sabor amargo en su propia coalición.
Los rumores que circularon en los últimos días de su mandato sobre el eventual cierre del recinto penal donde permanecen confinados reos por delitos cometidos en la dictadura, no hizo sino acrecentar las expectativas de familiares de los detenidos desaparecidos y eso representa una crueldad para personas que ya tienen una histórica cuota de sufrimiento.
Quedará entonces en el legado de Bachelet esta mácula que es una herida lacerante entre familiares y el mundo político de izquierda y una duda sembrada si en rigor la mandataria no deseaba cumplir este compromiso o pretendió poner una piedra en el camino de Piñera.
Cualquiera sea la respuesta es un muy mal cierre para un Gobierno pletórico de triquiñuelas y ambigüedades parecidas: Nombramientos de Dávalos, Solange Huerta y Javiera Blanco, así como los Casos Caval, Sename, Tsunami y Soquimich, junto a lo acontecido con Punta Peuco suman al legado una maldita herencia.
Qué duda cabe.
Comments
No comment