El aún indecifrado votante actual
El escenario menos previsible, que habíamos señalado en una anterior columna estaba dentro de lo también probable, se dio en la elección del pasado domingo, cuando uno de los contrincantes se distanció con un guarismo significativo y obtuvo el triunfo holgadamente.
Hoy, trascurrido el impacto y la euforia en la victoria del ala derecha y el estupor del sector de izquierda y centro-izquierda, queda en esta semana la estela de interpretaciones de esos resultados en que Piñera estuvo por 9 puntos sobre su antagonista.
No hay que escarbar tanto para llegar a tales conclusiones, que ya habíamos anticipado en cuanto a que había que mirar el perfil del votante actual y tanto a triunfalistas como a perdedores les haría bien hacer la lectura correcta de esos resultados que, reitero, está sustentada en un sufragante desvinculado de doctrinas e ideologías y que los políticos todavía son incapaces de interpretar.
Los llamados a decir la última palabra en el balotaje han sido los votantes no militantes de partidos quienes no se mueven en la dicotomía entre derechas e izquierdas; ni distinguen entre buenos y malos, una calificación muy sesgada de la política partidaria y quienes se definen preferentemente por autonomía que por paternalismo.
La lógica ciudadana hoy es compleja: está más consciente de sus derechos que sus deberes, a su vez, exige de las autoridades electas más deberes que privilegios y esto último en particular los políticos no quieren asumirlo.
Por tanto, en el 54% y fracción del Presidente electo no se alberga el piñerismo ni hay un votante volcado a la derecha y la nueva Administración deberá tener presente que si los ciudadanos que el domingo fueron a las urnas no observan que el camino está pavimentado en mejorar su calidad de vida, el giro hacia otras propuestas no tardará en llegar.
Eso porque el elector de hoy está desprovisto de toda emocionalidad ideológica, dispuesto a castigar a quien no responde a sus intereses o amenaza con sustraerlos.
Por eso, la metáfora de los patines enunciada por el ministro Eyzaguirre desde su gestión educacional, caló muy profundo en un emergente sector de la clase media, aquel que ya salió del círculo de la pobreza, a quien reformas educacionales erróneas que no apuntaron a mejorar la calidad de la oferta donde había que aplicarlas, combinadas con la persistencia de bajos salarios le impidieron mantener a sus hijos en los colegios de su elección.
Esos electores además no integran además en su razonamiento a reformas que requieren madurar porque si algo que llegó de la mano de la tecnología fue la cultura de la inmediatez.
Así como el ver a todos los sectores políticos entrampados en permanentes descalificaciones, absurdas zancadillas, eternas rencillas y sin que sus objetivos prioritarios fuesen el país y el bienestar ciudadano. Esa mala estrategia ha provocado el hastío ciudadano. Y lo peor, la campaña replicó las mismas malas prácticas. Creo que muchos necesitábamos que el proceso concluyera pronto para terminar con una verborrea decadente que no debe haber sumado más votos.
Por primera vez además, vemos regiones volcadas en sí mismas, distantes a las tendencias electorales que se imponían desde la Metropolitana y conscientes de la histórica postergación e ingratitud política. Hubo un cambio radical en las tendencias de votos regionales y eso ya es regionalización democrática practicada por sus propios electores, un proceso que los sucesivos Gobiernos han sido incapaces de plasmar en políticas públicas efectivas que favorezcan a las regiones.
El número de votantes que se manifestó durante los dos procesos para renovar el Ejecutivo fue mayor al 50% que el análisis grueso que se hace hoy.
Una cifra no menor de sufragantes de segunda vuelta respondió a un recambio con algunos ciudadanos que se abstuvieron en este balotaje, dando eso cuenta de una soterrada dinámica en el padrón electoral que describimos en la columna anterior y en cuyo perfil se anidan las razones a que hacemos referencia y que llevaron a urna a nuevos votantes. Sumar votos de la primera vuelta resultó hasta ingenuo.
El sector político tendrá otro desafío y éste está vinculado al escenario de dispersión de nuevas fuerzas políticas en el Parlamento porque de persistir las tensiones que primaron en los 4 años de la Presidenta Bachelet y el anterior periodo de Piñera, el próximo Gobierno tendría dificultades para avanzar en sus propuestas.
Eso es una amenaza para la Gobernabilidad y aunque disguste a algunas fracciones analfabetas aun de los intereses que mueven al nuevo elector, el mundo político debería entrar en la estrategia de los acuerdos. Es la tarea que deberán aprender el Parlamento, los Partidos y el Gobierno.
El ala de izquierda y centro-izquierda que pasará a ser Oposición enfrentará una dura realidad, pues deberá recomponerse, un proceso difícil, porque se hará a partir de fracciones que registran posturas contrapuestas y excluyentes, que ya generaron dificultades internas y obstaculizaron su apoyo al Gobierno en su rol oficialista. Difícil resultará buscar puntos de encuentro con el Frente Amplio si continúa co-existiendo en la ex Nueva Mayoría un amplio espectro doctrinario.
El ala derecha, que pasa a ser Gobierno, deberá olvidarse de la soberbia, el triunfalismo, el individualismo y los egocentrismos así como en lo político avanzar fundamentalmente en una agenda social y valórica donde debe primar el acoger con tolerancia las distintas posiciones.
Y por cierto, gobernar y establecer con mano firme propuestas para despatriar el abuso de las grandes empresas y consorcios; crear condiciones para el desarrollo y estabilidad para Pymes y microempresas, así como avanzar en la protección social y mejora salarial de los trabajadores.
Esto último es un gran punto de encuentro con la Oposición a la que ésta no debiera sustraerse.
El electorado que participó el pasado domingo en el proceso ha otorgado en su mayoría un voto de confianza a Piñera, pero estará muy alerta a pasar la cuenta con el mismo rigor que lo hizo en esta nueva renovación del Ejecutivo, cuando también rindió examen la actual Administración.
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