Muchas explicaciones debieron dar Alejandro Guillier y su equipo tras el anuncio de su programa “inconcluso”, “a medias” y que en rigor era una invitación a toda la centroizquierda y la izquierda a sumarse a su proyecto en segunda vuelta.
Esa y no otra es la verdad de la milanesa en el intento del abanderado de la ex Nueva Mayoría para dejar su programa “abierto” y así- incompleto- para el domingo 19, en una jornada electoral que la misma centro-izquierda ha interpretado como las Primarias de esa fracción.
¿No será eso mucho desprecio por el votante? a quien Guillier le pedía marcarle preferencia “a ciegas” por una propuesta que tal vez, a lo mejor, podría ser la definitiva.
Es cierto que escasos votantes se interesan por lo que señalan los programas, aunque después vociferen que no les agrada tal o cual Reforma, pero para esta campaña hay mayor disposición y debate en torno a las promesas de los candidatos.
No obstante, lo real es que aunque ya está cerrado el programa, sería ingenuo pensar que el programa no sufrirá modificación en víspera del balotaje, por cuanto la asociación en la centro-izquierda de ganador y perdedores del 19 de este mes significará negociaciones que ineludiblemente modificarán los compromisos, de la misma forma que en estos 4 años, las Reformas ya debatidas y aprobadas, fueron el resultado de aportes de todas las ideologías del núcleo oficialista.
Eso será inevitable, si se consideran las cifras de encuesta, pero en particular a la luz de los resultados del 19, y deba operar el Todos contra Piñera.
Sobre este esquema ya podemos anticipar cómo será el próximo cuatrienio. Si gana Piñera, la oposición se le dejará caer con todo.
Si llega a la Moneda alguno de los abanderados de la centroizquierda, se repetirá la alianza que hoy funcionó con la ex Nueva Mayoría con sus encuentros y desencuentros.
Las grandes incógnitas, después de toda la verborrea vertida en el periodo de campaña, es si la Democracia Cristiana se sumará al bloque que integre el Partido Comunista y el Frente Amplio, si estos 2 últimos también se asocian y las condiciones que cada una de las colectividades demanden.
La historia en el escenario político tiende a repetirse y la interrogante es quien llegará a La Moneda.
El intento de Guillier por no cerrar su programa es uno de los esfuerzos por avanzar en la esquiva votación proyectada para estos comicios y es esta escasez la que genera el encendido entorno de descalificaciones entre candidatos, pero mantiene impertérritos a los votantes.
El tropezón de Guillier fue tema de la columna que redactamos la semana pasada para el Semanario “Tiempo”, que les invito a leerla:
Entre Tongoy y Los Vilos
Semanario “Tiempo” – o3/11/17
208 kilómetros separan a ambos balnearios. En auto, a velocidad media, son aproximadamente 2 horas, un tanto agotadoras y tediosas para quien va al volante, gratas para los acompañantes que pueden disfrutar de un soberbio paisaje costero, lo mejor de la travesía.
Pero no vamos a hacer discurso turístico, sino usaremos la expresión coloquial que se metaforiza con este tramo de la IV Región para señalar la ambigüedad en que se puede estar bajo ciertas circunstancias.
Y diremos que quien se encuentra entre Tongoy y Los Vilos es el candidato de la ex Nueva Mayoría, Alejandro Guillier, a propósito de la renuencia que está usando para referirse a su documento programático.
Acosado por los periodistas, ya se sinceró: el proyecto definitivo, el real, verá la luz tras la primera vuelta, es decir, ese enunciado también está entre Tongoy y Los Vilos: entre el 19 de noviembre y el balotaje.
Guillier ha dicho que la propuesta actual es un “compendio”, algunos de cuyos sinónimos son “esquema”, “selección” y ha admitido en un arrojo de honestidad, que quienes le apoyen en su eventual repechaje “no será gratis, que hay que escuchar a los otros candidatos”.
Clarísimo, los acuerdos post primera vuelta no se reducen a un cálculo aritmético de cuantos votos logró y cuantos escaños parlamentarios obtuvo cada una de las colectividades concurrentes, también demandarán insertar sus propuestas.
Así, quienes se situarán también entre Tongoy y Los Vilos serán los votantes de Guillier del 19 próximo que se sumarán a un proyecto, cuyos enunciados y contenidos sufrirán transformación a partir del día 20.
Esta ambigüedad sucede por primera vez en una elección presidencial y lo honesto es que esa modificada ruta cuatrienal que se propondrá al país sea lo suficientemente explicitada y difundida hacia el votante.
La segunda vuelta y cómo derrotar a Piñera está siendo el dolor de cabeza y el desafío de la centroizquierda y ya se está hablando de un “articulador” que acerque voluntades.
Se sugirió a Ricardo Lagos, nombre que también nos suena como Tongoy y Los Vilos. ¿Será Lagos la persona más apropiada para acercar una DC y un Frente Amplio? ya que entre ambas agrupaciones la distancia que prima es superior a la existente entre Tongoy y Los Vilos.
De la disyuntiva político-electoral se coligen dos lecciones: le guste o disguste, la clase política debe retornar a la política de los acuerdos, una estrategia que desde doctrinas muy radicales es vista casi con repugnancia.
El segundo aprendizaje es que la ciudadanía no comparte la polarización que se observa en Chile.
El mapeo que muestran los sondeos es un votante que también está entre Tongoy y Los Vilos, entre Derecha e Izquierda, pero cuyos intereses están en sus problemas y sus desafíos, y hacia ese horizonte debiera converger la brújula de quienes pretenden conducir el país.
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