Van donde más le conviene
Una reiterada versión circuló ayer sobre la eventual renuncia del Agente en la Haya, José Miguel Insulza para postular en las Primarias presidenciales.
Y esa sería una actitud absolutamente irresponsable del ex secretario general de la OEA.
Siempre lo hemos dicho, pero también siempre ha sido nuestra percepción sobre el apetito que él ha tenido sobre el sillón de La Moneda. Desde que retornó al país ha enviado esas señales.
Impresentable y también es impresentable que el Gobierno haya aceptado durante todo el ejercicio del cargo este doble estándard de Insulza, así como criticamos el pie en el Gobierno y el otro en la calle del Partido Comunista.
En marzo de este año, titulamos una nota “El Trampolín de los Políticos”, porque así actúan, buscando la ganancia a fuerza de instrumentalizar cargos de servicio público y en su ambigüedad dañan al país. Volvemos a usar el mismo título, porque siempre están en un Trampolín buscando su mejor utilidad y cómo estrujar más al país.
Si Insulza renuncia al cargo, deja en muy mal pie nuestra política exterior, que se viste de poca seriedad en su manejo sobre el litigio planteado por Bolivia y no cabe la menor duda que Evo Morales, le sacaría punta hasta el cansancio.
¿Qué le quedaría de “Panzer” al ex secretario general de la OEA?
La siguiente columna la publicamos en el Semanario Tiempo” retornando de vacaciones y anticipando esta irresponsabilidad que Insulza podría concretar, se ha dicho, el jueves de esta semana, para participar en la reunión del PS cuando se revisará la carta presidencial de la colectividad, el tema que le quita el sueño a los políticos, mucho más que el deterioro en que están sumiendo al país.
Invito a nuestros nuevos lectores a revisar esta eventual “perfomance” de este “gran” político chileno.
¿Piedra, Papel o Tijera?
Publicado el 04/03/2016 en Semanario “Tiempo”
Ni siquiera debiera ser motivo de debate, menos de duda, el enfoque de las tareas que le competen al hoy Agente de la Haya, como conductor de la controversia que Chile tiene con Bolivia.
Pero lo ha sido y eso porque en más de una oportunidad ha clavado la suspicacia sobre su permanencia en el cargo el ex Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, quien generó tantas expectativas sobre esta materia de carácter supranacional en cuanto a su expertise como un hombre fogueado en los escenarios internacionales,y así lo señala su abultado curriculum.
A él le ha resultado difícil ocultar su interés por ceñirse la banda tricolor, hoy, cuando apenas a dos años del actual Gobierno, son evidentes los síntomas del pato cojo de la actual Administración.
Insulza retornó a Chile con ese interés, lo expresó desde un comienzo: pretende ocupar el sillón de O´Higgins, una aspiración legítima para cualquier ciudadano (a) que se autoestime con méritos para tal menester, pero esa opción la coartó cuando fue ungido como agente ante La Haya.
Al presentarle, la Presidenta destacó su atributo de tarea exclusiva, en contraposición a Felipe Bulnes, a quien se le criticó su dualidad laboral.
Y, por tanto, todos entendimos que Insulza frenó su apetito presencial porque nuestra defensa en La Haya excederá el actual Gobierno.
Desde la cuestión supranacional, el agente no puede jugar a 2 corazoncitos: uno internacional en Holanda y otro en La Moneda y la política contingente.
¿O habrá que transitar a un tercer agente, alternativa que para los efectos de cohesión que requiere el elevado compromiso de defender nuestra soberanía resulta impresentable?
Porque llevada a lenguaje simple, la petición boliviana coloca al país vecino en la posición más ventajosa, por cuanto se trata de una reclamación, una exigencia a nivel internacional, de la cual Chile debe defenderse y proteger sus intereses territoriales.
Desde esa perspectiva, nos expresamos de manera incorrecta cuando hablamos de controversia con Bolivia, porque ese vocablo guarda el significado de debate, discusión.
Chile no tiene ningún debate con Bolivia: ergo, ninguna cuestión pendiente y en propiedad es una demanda del país altiplánico ante la Corte con sede en Holanda, acogiéndose a la conveniente estrategia que en el pedir no hay engaño, en tanto la obligación de nuestro Gobierno debe ser un trabajo unísono, cohesionado, congruente, sólido en una cuestión tan delicada como la intransabilidad de la soberanía.
Por tanto, no hay cabida a las pretensiones del agente y sus ansias de ser opinante del debate político interno ni menos mantener su apetencia sobre La Moneda.
Lo que está involucrado en La Haya no se juega al Piedra, Papel o Tijera y el equipo que está a cargo de esta trascendental materia debiera tenerlo claro.
Particularmente de quien está a la cabeza del vital cometido.
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