Ministro de Justicia amenaza con revivir la Revolución Francesa
¿Qué pretenderá, un chivo expiatorio o llegar a la mismísima verdad?
Como en los mejores tiempos de la Revolución Francesa, el flamante ministro de Justicia, Jaime Campos, prometió hacer rodar la cabeza del responsable de los cambios involuntarios en los domicilios electorales de los votantes, bautizado equivocadamente Error del Padrón. Personalmente le dí mi bendición como el caso del Padrón Adulterado.
Bueno, el ministro Campos ya tiene a María Antonieta sin cabeza, en la persona de su antecesora, Javiera Blanco, a quien hubo que contactar en Antofagasta para que devolviera el notebook de uso personal pero de propiedad pública.
Le interesaba a la PDI la información contenida en el archivador con respecto a otro escándalo, los jubilazos de Gendarmería. Claro que vienen a incautar este equipo cuando ya podrían haber jugado con malabares en su disco.
El ministro Campos busca culpable, tal vez son muchos y requerirá varias guillotinas y verdugos, porque en esto de hacer ping pong con culpabilidades, es el deporte que más se practica cuando emergen estos escándalos.
En el caso del Padrón Adulterado sobran los responsables y un comentarista de fútbol podría hacer un buen partido.
Algo así como lo siguiente que puedo hilvanar dentro de mi torpeza y analfabetismo fútbolero: “El Servel le hace un pase al Registro Civil; éste se la tira de taquito al ministro del Interior, quien distraídamente llega a la esquina del Secretario General de la Presidencia, y éste limpiando sus lentes rojos, mira al vocero de Gobierno para que entregue explicaciones de lo inexplicable y saque tooodas las culebras que pueda.
Resultado del partido: ¡Cero a Cero! el marcador. Señores y señoras, ¡Nadie es culpable, todos inocentes!
Desde la tribuna presidencial, Bachelet dice que la cosa es muy fácil y que no entiende por qué los electores no entran a la página del Servel porque ahí encontrarán su mesa de votación, a la que algunos tendrían que llegar con los revuelos que en estos días hace LATAM.
¿Ve que los ciudadanos se quejan de puro odiosos que son?
Pero entrando a un área de mayor reflexión, de la que se excluye la institucionalidad pública que no resolvió el problema, hoy aparece un grupo de selectos pensadores entre ellos Otto Dörr, Patricia May, Juan Pablo Izquierdo, Cristian Warken, Gastón Soublette, Ernesto Pfeiffer, entre otros, con una carta convocando a una ciudadanía amplia de todos los colores, para “depurar a la política de la enfermedad que la está dañando y recuperar la tradición republicana”, tras exponer un preocupante análisis del estado actual de la gestión pública.
Nos parece, pero el problema es que este grupo que perfectamente podría liderar la voz ciudadana- que no se escucha- se quedó en la catarsis y no profundizó en la gestión que hoy con la tecnología es fácil y barato promoverla, una página y uso intensivo de formatos de redes sociales, unidos a una dirección, serviría para concretar lo que ellos manifiestan y que hace tiempo se detecta y está presente en el clima ciudadano al que preocupa el estado actual, o más bien, el lento e inquietante deterioro del país, capturado por autoridades que en este último gazapo del Padrón Adulterado, han mostrado fehacientemente que, o no les preocupa el “estado del arte” del país o son demasiados ineficientes.
A la página siguiente, el matutino publica también una columna con un planteamiento que nunca pensé leer del profesor Agustín Squella, llamando a sufragar “aunque sea en blanco”.
Entendemos su argumentación, que es que el ciudadano se manifieste cívicamente, pero observe su frase:
“Para qué?”- se pregunta- y se responde: “Para que aunque su voto sea en blanco, pueda computarse como tal y ser interpretado de la única manera posible: no me gusta el menú”.
Squella ha sido un permanente defensor de las administraciones de la Concertación, particularmente de la Administración Lagos, pero su columna de hoy viernes sorprende, porque ha captado en rigor la profundidad de la crisis política que vive el país.
Es cierto, el menú que nos ofrecen tiene sabor a rancio; los candidatos se han lamentado por la restricción publicitaria. Se quedaron pegados en las “palomas” con sus retratos, que no son ninguna oda a la estética, y con frases absurdas en que nos dicen en la cara que apuestan a que somos tontos.
Frases tan disparatadas como la del DJ Méndez, candidato a alcalde en Valparaíso (pobre puerto), quien amenaza con poblar de ¡escaleras mecánicas! a esa ciudad patrimonial. ¿Pretenderá eliminar los ascensores? ¿No le gustarán?
Y hoy en La Serena me contaban de una candidata que prometía ¡eliminar los “tacos”! ¿Qué tacos? ¿Las enormes puntas que usamos las mujeres?, porque la congestión vial se cura o sacando los vehículos de las calles o no sé de qué otra forma que esté dentro de las atribuciones de concejales.
Tiene razón Agustín Squella: todos aquellos que no concurran a las urnas, pierden su derecho a protestar por la lastimosa administración que tenemos a todo nivel: comunal, nacional y parlamentaria.
Y si hay una gran abstención, debiera haber un gran silencio en el país y nuevamente usar la antigua pero sabia frase: “los países tienen los Gobiernos que se merecen”.
Mañana publicaremos una columna que analiza a qué se expone el país con el Padrón Adulterado que mancha la jornada cívica del domingo.
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