Soberbio Viaje Cinematográfico por el Amazonas
Si la serpiente es un reptil que abraza y constriñe a su presa, la excelente cinta colombiana “El Abrazo de la Serpiente”, reúne todas las calificaciones para hacer lo mismo con el espectador aun cuando no es una película para todo público.
En ningún caso para el urbanizado ni menos para aquel que va a una sala de cine a entretenerse con un relato fácil, directo y que no precisa ser reflexionado. Una disposición muy legítima, por lo demás.
Este complejo largometraje nos evoca al cineasta alemán Werner Herzog- particularmente su “Fitzcarraldo”- y fue dirigido por el cineasta Ciro Guerra, quien estuvo a punto de obtener el primer Oscar para su país con esta propuesta que es una comunión del hombre con la naturaleza, con aquella exuberante del Amazonas, tierra atravesada por este río que se desplaza cual serpiente y es el nexo para el encuentro de choques culturales entre un nativo y dos científicos.
El aborigen criado en la desafiante naturaleza desde donde sustrajo toda su sabiduría para subsistir y los científicos educados, enfocados y absortos en hacer uso de esa naturaleza en beneficio de su civilización.
Desde esa perspectiva, la cinta también se hace cargo de los códigos cinematográficos más coherentes con la naturaleza, con el uso profuso de una imagen majestuosa, poderosa y sublime presentada en el clásico blanco y negro, muy ad hoc con el mundo impoluto de una amazonía aún salvaje e indómita.
Hay escaso espacio para el diálogo y esté se expresa en lenguas nativas de tribus casi en exterminio.
El Río Amazonas es el protagonista de esta realización, cuya filmación denota un esfuerzo titánico del equipo para internarse en la selva aun no asolada por el paso de la “otra” cultura.
2 actores nativos interpretan a un chamán que en distintas épocas entra en relación con estos 2 científicos que a comienzos del siglo XIX el primero y 40 años después el segundo van tras recursos que pretenden extraer de esa naturaleza exuberante a los que el aborigen les asigna un valor muy distinto.
La cinta está inspirada en los diarios de vida y sus experiencias por el Amazonas de Theodor Koch-Grünberg, antropólogo alemán, expedicionario estudioso de las tribus nativas que se desarrollaron a lo largo del rio y quien también recibió el abrazo de la serpiente : falleció de malaria que contrajo tras múltiples viajes por esa zona aun indomable y, en relato paralelo, de Richard Evan Schultes, un incansable biólogo norteamericano que identificó del Amazonas numerosas plantas alucinógenas que luego se usarían en medicina.
En esa narración Evan va tras la Yakruna una plata alucinógena y este encuentro con el chamán resume sus diferencias, en tanto el norteamericano confiesa que nunca ha podido soñar, ni dormido ni despierto, el chamán, como solitario representante de su pueblo ya exterminado, no logra recordar pues ya no le resta sino convivir con la naturaleza.
Toda una metáfora de este Abrazo de la Serpiente para resolver el permanente desafío del Hombre en su convivencia con su realidad.
En definitiva, una película soberbia, pero sólo recomendada para cinéfilos y quienes estén dispuestos al viaje cinematográfico a través del Amazonas.
“El Abrazo de la Serpiente” ha recaudado a la fecha más de 25 galardones en su exhibición por festivales y el reconocimiento del público que aprecia en esta propuesta diferente la aproximación a una realidad que la evolución está desvaneciendo.
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