Histórica, ni siquiera en los mejores tiempos de los políticos (nos referimos al periodo pre-dictadura) se había registrado una convocatoria con la masividad que anotó ayer domingo la movilización por la demanda de la ciudadanía para el cambio del sistema previsional.
Si las autoridades, los partidos políticos, las propias Administradoras, el Parlamento y toda la clase política no lo capta, es porque están definitivamente ciegos, sordos y de espaldas a la ciudadanía y al país.
Pero la clave que debiesen entender- particularmente quienes ocupan un escritorio en La Moneda- es que esta concentración replicada con multitudes a través de todo el país, significa un rotundo NOOOOO a la propuesta gubernamental que tan apresuradamente se dirigió tras la primera manifestación, dando cuenta lo que hemos señalado en otros artículos: el drama y tragedia de jubilados, ancianos, pobres y clase media por los exiguos retornos a los ahorros de toda la vida, no era tema en la agenda oficial ni del Parlamento, no les toca y por tanto no les interesa y han improvisado sin haber analizado con reflexión una solución digna para los retirados actuales y para los futuros.
La propuesta de la Presidenta quedará sólo en calidad de distractor para que en lo que resta de su mandato se hable y se “desmenuce” este dilema social, pero carece de toda posibilidad de constituir la respuesta a la demanda masiva de los chilenos.
Toda apunta a discusión de largo plazo en un Chile dividido por las opciones de fondos individuales y de reparto colectivo, debido a la falta de creatividad de legisladores para revisar otras opciones que resulten válidas para los trabajadores.
Los políticos se equivocan una vez más en conectar con las aspiraciones ciudadanas, ya que a los cotizantes se les pide contribuir con un nuevo 5%, que el empresario cargará como costo laboral, para sumar como componente del sueldo, pero ni contribuirá ni a su capital ni a su retiro.
Extraña que el Gobierno y la clase política omita la discusión sobre las comisiones abusivas, que tras una modificación técnica permitiría que el aporte previsión tuviese una distribución más equitativa entre costo y ahorro. Este no es un tema de largo plazo, es una cuestión de voluntad del Gobierno para desarticular el abuso, como un primer paso y una señal de avanzar en esta tragedia chilena.
Las comisiones abusivas están presentes en todos los productos AFP: Fondos, sobre el APV y sobre la Cuenta 2.
Tuve la mala experiencia con la Cuenta 2: me cobraron una comisión permanente todos los meses sobre el capital, rentara o perdiera.
Cuando retiré el fondo, me aplicaron una “Comisión al Retiro” ¿?¿? y al año siguiente pagué impuesto a la ganancia.
¿Dónde está la ganancia para el ahorrante?
Retire a ojos cerrados sus ahorros de Cuenta 2 y revise el “Cuento” del APV: debe contar con la misma fórmula mágica que la Cuenta 2.
Por tanto, así como apostamos a la masividad de esta marcha, colocamos ahora fichas porque el tema se instalará como la preocupación prioritaria de la ciudadanía.
Una de las variables que llama la atención en esta segunda movilización es la heterogeneidad de sus participantes, niños, jóvenes, adultos jóvenes y ancianos, siendo ésta una señal que la previsión preocupa a todos los chilenos que al final de sus vidas deberán subsistir con una pensión.
La semana reciente nuestra columna de Semanario “Tiempo” se focalizó de forma consecutiva sobre el drama previsional, que metaforizamos en “La Olla a Presión” que se gestó por todos los años en que políticos y Administradoras se hicieron los lesos con este problema social.
Abordamos en este texto una arista que pocos tienen en cuenta: el envejecimiento de la población que, asociado con estas pensiones miserables, dará por resultado un país de permanente producción de pobres y de escaso renuevo.
Les invito a leer esta columna.
La Olla a Presión
Publicado en Semanario “Tiempo” el 19.08.16
La señora que me colabora en la casa se ha negado sistemáticamente al uso de la olla a presión.
Le agradezco, porque es peligroso manejarla de forma incorrecta.
Eso sucedió con la última olla a presión que toda la clase política no supo maniobrar: donde bullían los vicios acumulados en 35 años del fallido sistema previsional. Evolucionó desde una estrella internacional, con su papi- José Piñera- exhibiéndolo como chiche, a una estructura que muchos desean enviar al vertedero.
¿Cómo se llegó a tal extremo?
Porque para que este sistema resulte exitoso, su marco de desarrollo debe cumplir varios requisitos.
El primero, un mundo en pleno crecimiento, economías estables y con nichos que reporten ganancias. Eso hoy no ocurre y no hay señales de una próxima y sólida recuperación.
Hoy sólo hay espacio para grandes transnacionales, las únicas con utilidades leoninas. Eso se replica en las AFPs, pero no en el capital de ahorrantes ni en las pensiones.
Por tanto, no sólo es problema de economía en crisis, sino de condiciones abusivas.
Se requieren sueldos decentes y empresas privadas y públicas, que no trampeen al trabajador: imposiciones por el mínimo, asignaciones no imponibles, trabajos precarios.
Tercero: Un sistema ventajoso y los independientes se motivarán a ahorrar.
Cuarto: un Estado fiscalizador de los intereses de los trabajadores. Además atento a los cambios, a las incorrecciones y a desarticular los cepos del sistema amparado por una legislación con vacíos para anidar comisiones ambiguas y tramposas.
Nada de lo anterior ocurre. Sí Gobiernos ciegos, torpes, indiferentes e insensibles para detectar este problema social.
Esta Administración y las anteriores debieron identificar la necesidad de una Reforma previsional profunda, porque además de los desastrosos resultados, avanzamos hacia un Chile con una demografía mayoritariamente vieja.
Lo anterior significa que se estrecha la población productiva y en concomitancia se está reduciendo la tasa de natalidad. Si los ancianos carecen de ingresos autónomos dignos, habrá un Estado focalizado en mayores subsidios que sabemos no son de buena calidad.
Y también jóvenes postergando sus aspiraciones por atender a sus padres.
¿Qué pasa y en qué están nuestros gobernantes que no identifican escenarios tan obvios como el descrito?
Con una olla que bulle por todos sus costados.
Los anuncios presidenciales y el cacareo político huelen a ventas de pomada que no gustaron a la ciudadanía que demanda elevar el retorno, las “jubilaciones” y eso no está considerado
La respuesta fueron masivos caceroleos a nivel nacional y una multitudinaria protesta para este domingo.
Este movimiento no es ni la cocina del senador Zaldívar, ni la “olla de grillos” de la ministra Blanco, sino una olla a presión de estallido ciudadano.
A ver quien logra sacarle el vapor sin que le estalle en la cara o en sus necesarios votos.
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