La Casa Pierde
Un balazo en los pies podría significar para la Presidenta la decisión de querellarse contra 3 periodistas
La querella presidencial contra 3 periodistas de Revista “Qué Pasa” es altamente inoportuna en tanto se desarrolla en un escenario que a la Presidenta le es adverso en materia de adhesión ciudadana.
La mandataria ha ido cuesta abajo en todas las encuestas públicas de empresas o grupos interesados en obtener un “pantallazo” al clima existente en el país sobre la gestión gubernamental.
Por lo tanto, poco se entiende su decisión de querellarse contra un medio de comunicación justamente en los instantes en que su estrategia debiera ser concentrarse en aquello que de verdad le importa a la gran mayoría de los chilenos: que el Gobierno logre coincidir con sus aspiraciones y sus problemas.
Tal abanico lo situamos en la Economía, la Seguridad, la Educación, la Salud, la Previsión y el Empleo. Estos dos últimos son dos temas de la mayor importancia ciudadana, interesada en que se otorguen señales de frenar el alza, aunque aún muy discreta, en la tasa de desocupación, ya que no impacta sólo a quienes han quedado cesantes. También introduce un factor de inquietud para los trabajadores activos, particularmente en aquellos que cuentan con nulas o menores calificaciones en su activo laboral.
Esta acción judicial se proyectará negativamente en la evaluación de toda la gestión porque al margen que tal decisión presidencial ha generado un enfrentamiento de opiniones entre adherentes y detractores y al interior de la Nueva Mayoría, lo que provoca esta decisión es “extrapolar” a la Mandataria de su labor gubernamental para entrar en un litigio personal contra un medio de comunicación
Lo anterior lesiona aún más la lejanía de la mandataria sobre la cotidianeidad de los chilenos, que deben lidiar con dificultades o situaciones no resueltas.
No queremos argumentar que por el hecho de cumplir su rol de gobernante, no le asista el derecho de reaccionar ante situaciones personales.
Sólo que en esta querella se expresan componentes públicos en tanto está asociado a la Libertad de Expresión y esta última se incuba en un sistema democrático.
Nada más ligado a un régimen presidencial que proclama su carácter democrático y el derecho a expresarse.
Lo anterior, para mencionar una de las grandes dificultades para que Bachelet se despoje de su cargo y desde esa perspectiva, una gran mayoría percibirá a la Presidenta dejando caer el peso que tiene su calidad de Jefe de Estado en un litigio contra 3 periodistas y en una querella en que está involucrada la Libertad de Expresión.
Ayuda además a ello el haber elegido como testigos 2 funcionarios subordinados y el haber fijado su domicilio en La Moneda.
Por todo lo anterior, si el fallo le es favorable, tendrá más costos políticos que beneficios y si le es adverso, aumentan esos costos.
Esta acción judicial la perdió antes de iniciarla.
Esta equivocada decisión presidencial la analizamos hoy en nuestro artículo en Semanario “Tiempo” desde la perspectiva de la Libertad de Expresión.
Les invito a leer este artículo con este tema que seguirá en la agenda periodística de la semana próxima. Apostamos que uno de los titulares podría ser el desestimiento presidencial o, por una vía más diplomática, las partes podrían llegar rapidamente un acuerdo.
En buenahora si sucede, por ella misma, y para permitir que los temas ciudadanos sean en los que se focalice y priorice el equipo de Gobierno.
Un Dardo contra el Periodismo
Publicado en Semanario “Tiempo” el 03 de junio de 2016
La sorprendente querella interpuesta por la Presidenta contra la publicación en Revista “Qué Pasa”, que dañarían su honra y prestigio, constituye un dardo directo al corazón de la Libre Expresión.
Por cierto, arrasa los principios democráticos a los que la Libertad de la Prensa está indeleblemente unida.
Aún permanecen lacerantes las heridas del Periodismo criollo por los 16 años de dictadura, cuando los periodistas permanecimos con mordaza y venda en los ojos porque el régimen arrasó con la Libertad de Expresión.
Aunque ni justificable, ni aceptable e insultante a la vida ciudadana, como violación de un derecho esencial y republicano, la censura en esas décadas puede considerarse coherente con la conculcación de todos los derechos en regímenes totalitarios.
Desde esa perspectiva, son aun más reprochables las implicancias que representan para la Libertad de Expresión, que un gobernante en plena Democracia se querelle en contra de un medio de prensa por publicar una filtración que no obedeció a la elaboración periodística, sino a una transcripción con información que aportaba un involucrado en el Caso Caval. Documento que, por lo demás, está disponible, es público.
Este no es el primer dardo desde La Moneda al corazón del Periodismo. El Gobierno intentó aprobar en la Agenda Antidelincuencia un acápite que reprime a funcionarios judiciales para filtrar información. Ya deben sentirse reprimidos, con ley o sin ella.
Dañaron así la labor mejor valorada en el Periodismo, al coartar el Periodismo de Denuncia.
Es precisamente gracias a la investigación periodística que la Ciudadanía ha podido informarse de Casos como La Polar, Penta, Soquimich y sus vertebrados lazos con políticos de los cuales, con sustento, el elector hoy desconfía sobre su autonomía en la tramitación legislativa.
De este trabajo periodístico no se excluye al Caso Caval que, con el concurso de la prensa, la Opinión Pública ha podido conocer en sus oscuras aristas.
El dardo de la Presidenta apuntó mal y su querella debió ir hacia quien emitió las afirmaciones que la lesionan.
El ataque judicial al medio, aun como ciudadana, desdoblamiento que es cuestionable, fractura gravemente la Libertad de Expresión porque la señal que envía como Primera Mandataria es que ha llegado la hora de reinstalar la Ley Mordaza en el país y continuar con el privilegiado secretismo en actuaciones políticas.
Muy condenable es la defensa que hace la presidenta del Senado, Isabel Allende, quien llamó a la prudencia a los medios y tener respeto con la mandataria ya que “no estamos hablando de Juanita Pérez”.
¿Perdón?: todas las Juanitas Pérez del país merecen tanto respeto y consideración como la Primera Mandataria.
Los políticos siguen atrapados en su burbuja, lejos de los Pérez, los González, los Machuca y de todos los chilensis comunum y silvestrum.
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