De Error en Error
En artículo publicado la pasada semana en Semanario “Tiempo” hicimos una analogía sobre el desastre con millonarias pérdidas que afectó a la Región Metropolitana y lo iracunda que está la Opinión Pública con respecto al sector político.
La catástrofe derivada de las intensas precipitaciones pudo ser evitada si tanto el sector privado como el público hubiesen considerado los factores de riesgo que significan alterar el curso de un río en una estacionalidad de amenaza latente de su crecida y haber hecho la relación con el natural aumento de caudal de un aguacero pronosticado.
Del mismo modo, la desconfianza y la decepción del Ciudadano ya son de larga data y vienen decantando desde la apertura a la información a que acceden los medios de comunicación y que develan actuaciones que exceden el límite de lo permitido y lo ético entre sectores público y privado que han disfrutado de situaciones de privilegio.
Si el río se salió de cauce fue porque lo intervinieron y si la Opinión Pública está desbordada es consecuencia de lo ya descrito y que deviene en una crisis de representación, en tanto el chileno se siente decepcionado de quienes eligieron.
Decimos en el artículo que el sector político ha sido ciego, sordo y soberbio en tanto no ha hecho la lectura, no ha escuchado los elevados niveles de insatisfacción existente con respecto a su actuar o simplemente han actuado con arrogancia.
Tal conducta puede observarse de forma muy nítida, a propósito del serio traspié que protagonizó la Nueva Mayoría la semana reciente que no logró inscribir para Primarias ajustadas a la ley a candidatos de consenso en la futura elección municipal.
En esa dificultad emergió una caza de brujas en la búsqueda a mansalva de algún culpable y autoexculparse de sus propias responsabilidades.
Y si surgió informalmente la propuesta de una “agenda corta”, una ley rápida y aprobada en tiempo express, ad hoc para sortear su error, es porque tal posibilidad se pensó y se autoperciben aun como una clase privilegiada.
Aun cuando revisada la ley, les favorezca en su argumentación, esa es una situación que revisa el Servel, esperemos con la suficiente autonomía, igualmente resulta condenable la actitud arrogante mostrada en estos días.
No enmiendan. No aprenden nada, tanto es así, que llegaron al Servel fuera de plazo y con la tarea sin terminar.y eso ya es bochornoso.
Les invito a leer la columna de la semana recién pasada que va en la dirección que la decepción pública tiene su origen en las actuaciones del sector político.
Chasconeo Fluvial y Ciudadano
Publicado en Semanario “Tiempo” el 22 de abril 2016
Así como el río se salió de su cauce, a la Opinión Pública le ocurrió lo mismo: se cansó de ser corderita y también de la fallida promesa de “ahora si que sí” de todos los Gobiernos.
La catástrofe fluvial metropolitana debería ser reflexionada como una analogía con respecto a la vida política del país.
¿Qué la ciudadanía es intolerante, voluble, contradictoria? Eso no es sino el fruto de grandes vacíos de formación.
El Mapocho fue subestimado, se le intervino sin ninguna previsión ni hubo paliativo para responder a un amenazante pronóstico y el desastre ahora tiene enfrentados a sector público y privados por las responsabilidades en pérdidas millonarias.
La Opinión Pública también está fuera de cauce por la misma razón, subestimación, que la llevó a desordenarse y chasconearse.
Un gran error es subvalorar a quienes debemos tener en consideración.
Muchos son los factores que destemplaron a los chilenos. Citaremos sólo tres.
Uno es la tecnología que configuró una nueva sociedad: amplificó los interlocutores en una comunidad con capacidad de organizarse a distancia. Y es cuestión de hacer un rápido recorrido por las redes sociales para constatar lo rabioso que está el chileno.
Otro detonante del cambio fue la postergación de muchos como resultado de un modelo económico que exacerbó la desigualdad.
Sumemos el uso y abuso de posiciones de privilegio y la corrupción.
Los políticos fueron sordos, ciegos y soberbios para identificar este escenario.
Desatado el chasconeo, han dado palos de ciego. En materia de escándalos, la estrategia ha sido la negación y el ocultamiento con tácticas abusivas para que, contrario a lo que afirman, las instituciones no funcionen.
Los resultados son elevados niveles de insatisfacción, desconfianza y decepción, desvelada la abundante información que concluye que hay sectores protegidos en sus intereses en desmedro del beneficio común.
Pero hoy el chasconeo no es sólo del ciudadano medio que circula por las redes sociales.
Los 3 proyectos emblemáticos en proceso: Laboral, Gratuidad en Educación y Constituyente, tienen a sus sectores referentes también insubordinados
Los economistas dieron un portazo al Gobierno y no concurrieron a una invitación para discutir una Reforma Laboral ya aprobada; las universidades estatales y privadas, aunque enfrentadas por la Gratuidad, ambas rechazan el proyecto y el Comité de Observadores de la Constituyente se niegan a actuar como un “yes-man”.
Todos quieren ser escuchados.
Y esto último no es sino un síntoma de un contexto preocupante: la Ciudadanía ha dejado de tener confianza en sus instituciones como responsables en el diseño de las políticas públicas.
Recordemos la moraleja: tanta agua va al cántaro que por fin se rompe: precipitó demasiada agua sobre el Mapocho y diluviaron muchas decepciones sobre los chilenos.
¿Cómo esperaban que ambos no desbordaran?
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