Cada cierto tiempo, la cinematografía estadounidense da su mirada a la vergonzosa historia de la esclavitud que vivió su población de origen africano.
El aporte del séptimo arte se ha concentrado preferentemente en la historia más antigua- aquella que duele menos por la distancia- pero poco ha tratado su ignominiosa historia más reciente y que se relaciona con la segregación de la población negra que se extendió bastante avanzado el siglo XX. Mandela, en Sudáfrica, y Martin Luther King y Malcolm X, en Estados Unidos, han sido figuras de soporte que han permitido mirar sesgadamente la dura lucha racial por los derechos de la raza negra porque a través de ellos se ha retratado las conquistas logradas, pero se ha escondido bajo la alfombra, incluso en la cinematografía, la historia de cruel discriminación y actuaciones repudiables como las del Ku Kux Klan que siguieron en el extensísimo periodo tras la Abolición de la Esclavitud.
Poco le gusta al ser humano mirar de frente sus miserias y siempre resultará más cómodo analizar y recrear aquellas que cometieron las generaciones más lejanas. No fuimos los protagonistas y eso nos da tranquilidad para asomarnos a realidades que no son gratas. El espejo nos presenta la dura realidad y para eso no estamos dispuestos.
“12 Años de Esclavitud” es ya una aproximación más reciente a la historia de esa cruel subyugación ocurrida en Estados Unidos por cuanto se sitúa en 1841 y se sustenta en un caso real de un hombre libre que en ese periodo fue sometido a la irracionalidad que supone el sometimiento de un individuo por otro. El caso fue un pretexto para que el director británico Steve McQueen se focalizara en las prácticas más crueles del periodo.
El argumento va entonces más allá que la biografía de Solomón Northup y por tanto el valor de esta producción que ganó dos Oscar ( Mejor Película y Mejor Actriz Secundaria) premiación a la que llegó precedida por las estatuillas conseguidas en los Globos de Oro, BAFTA, y Satellite Award, tiene sus méritos en el manejo cinematográfico del tema, la dirección, las actuaciones y el retrato brutal que hace de las prácticas de dominación en época de esclavitud.
El espectador se ve sometido a presenciar la contradicción que supone la estética de las imágenes (gran fotografía) y a la extrema crueldad de la subyugación por la fuerza. Es la belleza de la forma que intensifica el cruel mensaje de fondo, y que resulta muy disonante mirar impávidamente desde la comodidad de una butaca.
Ello no resta mérito a la producción. Es apropiado dar la mirada a la violencia, en todas sus expresiones, hasta en las más sutiles- que no es el caso de este filme- y hacer la reflexión sobre el tema.
El director, en resumen, nos recrea con hermosísimos y abundantes primeros planos, aunque muchos de ellos retraten el salvajismo de la opresión.
Gran actuación de los actores: los representó Lupita Nyong’o quien se llevó el Premio a Mejor Actriz Secundaria. Pero vimos a un plano Brad Pitt en el breve papel que desempeña, y atribuyámoslo a la caracterización de su rol, aun cuando siempre he estimado que Pitt aporta más en estética que en actuación.
En relación a su Oscar a la Mejor Película, reiteremos lo que ya dijimos en otros análisis: el tema representaba una seria competencia a las otras cintas que postularon que reunían tantos méritos como ésta para llevarse la estatuilla.
Recomiendo presenciar “12 Años de Esclavitud” en pantalla grande, aun cuando tenga que tolerar, para una película que demanda un entorno silente, la impertinente interrupción del picnic de cabritas que debemos aceptar en cines de cadenas comerciales.
Finalmente anoche vi 12 años de esclavitud y salí con esa sensación de angustia por el trato y la degradación hacia los seres humanos, creo que aun la digiero… en cuanto a lo estético, tuve evocación de El paciente Ingles, esa quietud que puede dar la naturaleza incluso en los escenarios más crueles de lucha humana.
Efectivamente, la violencia es uno de los excesos que están presente en esta cinta.Pero habría que preguntarse ¿por qué nos impacta tanto enfrentarlo en esta película? He sabido de personas que se han retirado de la sala. Ese es uno de los valores de la pantalla grande: quedamos cautivos en la oscuridad de una sala y con todos los sentidos puestos en la pantalla, circunstancia que nos permite apreciar en su real magnitud situaciones bellas, pero también la crueldad humana.
En el día a día, estamos siempre enfrentados a manifestaciones de plena crueldad: niños abandonados, mendicidad, perros maltratados y no nos impacta tanto y es porque nuestra individualidad e intereses nos mantiene ajenos.
Hoy la esclavitud se expresa en la ignorancia que deja a las personas cautivas de su desconocimiento para poder desarrollarse.
Películas como “12 Años de Esclavitud” constituyen un espejo de la sociedad con sus rostro bello, malévolo y lúdico.