[ew_style_box style=”info”]Esta columna fue publicada por Semanario “Tiempo” el 26.09.2013[/ew_style_box]
Une a un escritor Premio Nobel con los jóvenes y la elecciones que se avecinan en el país.
Estoy leyendo “Ensayo sobre la Lucidez” del portugués José Saramago.
No se engañen con el título: es una novela, otra jugarreta de este Nobel, que desprecia y se ríe de la puntuación; que el punto aparte lo instala después de una retahíla de monologo entrelazado con diálogos de personajes insuficientemente identificados.
Escribo en presente porque un escritor nunca muere: qué gratificante.
Difícil leer a Saramago, seguirle en sus propuestas, pero su fortaleza está en el mensaje y el suspenso.
Nada más vigente que este “Ensayo…..” porque trata de un país donde la población metropolitana decidió no sufragar en unos comicios.
¿Qué sucede? Léalo, aunque cueste. Estamos en víspera de una elección presidencial que presenta una gran incertidumbre sobre el comportamiento del nuevo padrón electoral, de sufragio voluntario. No vaya a suceder como en la desconocida nación de Saramago. Lo relaciono porque en una clase de actualidad consulté a mis alumnos, una veintena, cuántos estaban dispuestos a sufragar. Me sorprendió que todos elevaran su mano, pero me impactó más que coralmente señalaran que “otra cosa es si entregamos el voto a algún candidato”.
Revisé en la última encuesta Injuv el capítulo dedicado a Participación Ciudadana.
El sondeo ratifica el creciente desinterés y desconfianza de este grupo por la política y en particular por sectores políticos tradicionales. La identificación de los jóvenes con estos segmentos cayó en 6 años en un 23% y se sitúa en un 33%.
Al 81% de los encuestados la política le es indiferente y un 61% estima que las redes sociales son mejor soporte que el sufragio para difundir demandas ciudadanas.
La desafección está directamente relacionada con el nivel socio económico. En segmento de menor recurso, la apatía juvenil se eleva con respecto a la política que tampoco es tema de conversación. Un magro 8% integraría un partido político pero un 50% se incorporaría a alguna organización que defienda una causa social.
Y aunque un 55% se inclina porque el régimen del país sea de corte democrático, un no despreciable 16% estima que “en algunas circunstancias, un régimen autoritario puede ser preferible a uno democrático” (¡¡¡¡).
Sospecho que en “Ensayo…”, no lo he terminado de leer, el boicot es una respuesta al abuso de poder de la clase política.
Y en Chile, diría que el quid de la apatía electoral se incuba en similar motivación.
Eso concluí después de examinar la consulta a los jóvenes.
Recomiendo Saramago y la Encuesta Injuv: se llevarán sorpresas.
(Seguiremos analizando a Saramago en mi página en elaboración)
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