¿Recuerda a las viudas de Detenidos Desaparecidos que bailaban la cueca solitaria? Las evocamos a propósito del nuevo “11” y que luego festejaremos otro “18”.
Las viudas representaban la orfandad en que quedaron muchas familias por la represión que aplicó mano dura y cometió delitos de lesa Humanidad.
De manera, por cierto infinitamente menos trágica, pero no menos dramática, y también asociada a nuestra Democracia, en Chile se está consolidando el ciudadano huérfano, desprovisto de referentes. La población es mayoritariamente abúlica, apática e indiferente ante la gestión política.
Es la antítesis del chileno previo al “11”. Podríamos retroceder a las campañas presidenciales de Frei Montalva y Allende, de correligionarios y simpatizantes que se movilizaban por propuestas que hacían suyas. Recordemos entonces cómo en período pre-electoral, el votante se mojaba la camiseta- usando expresión fútbolística- por su candidato y cómo se vinculaba con las consignas políticas: las concentraciones completaban cuadras de adherentes hasta para escuchar desde lejos a su aspirante a La Moneda. Muchos pagaron con sus vidas ese fervor. Hoy, por contraste, el elector escasea en las urnas: un 50% de abstención en la última contienda.
¿Qué nos pasó? Mucho. El libre mercado nos convirtió en consumistas adormecidos por el materialismo y delegamos el gobierno del país en una élite sin motivarnos por cautelar cómo se ejecutan las políticas públicas.
El resultado ha sido profundas carencias porque con el economismo, además de familias muy endeudadas, se generó una gran desigualdad, muchos abusos, (Salud, Previsión, Centralismo) educación de mala calidad y una institucionalidad que no nos satisface por su ineficiencia. Lo señalábamos en columna anterior.
Es el chileno desencantado, decepcionado.
La última encuesta Adimark ratifica este desencanto y esta orfandad que está calando hondo en la ciudadanía.
El sondeo sigue mostrando importantes descensos en la credibilidad del Gobierno, la gestión ministerial, los Partidos Políticos, el Parlamento y las Reformas.
Y si la consulta hubiese escarbado en el sector privado, los resultados hubiesen sido similares: decepción desilusión, desconfianza. Resultado de escándalos como el reciente Caso Cascadas; las crecientes ganancias de bancos, isapres y AFP con retribución ciudadana de resultados magros.
Corresponde hoy a quienes lideran el país restituir la confianza en la institucionalidad para destrabar el avance hacia las transformaciones.
Recuperar a la Opinión Pública como un actor participativo en su propio destino y el del país.
La cueca de las viudas del “11” no nos enorgullece. La del ciudadano huérfano tampoco le hace bien a la Democracia. Y no hablamos de Paternalismo, sino de adhesión a una democracia equitativa porque la orfandad puede conducir a vericuetos imprevisibles.
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